La Navidad a menudo se convierte en una proyección de nuestros recuerdos de infancia hacia nuestros hijos. Nuestras células siguen guardando memórias de momentos entrañables con nuestras familias y de gran ilusión con la llegada de los Reyes y Papá Noel. Queremos que nuestros hijos vivan eso, y revivirlo nosotros de paso, al recrearlo para ellos.
En esa recreación nos centramos sobretodo en las formas, en los regalos, en los adornos, en la comida, incluso cuando recurrimos a algún gesto solidario, es para donar bienes materiales. Donamos los juguetes usados a los niños más necesitados y de paso, hacemos sitio para los nuevos.
Desde esa proyección del pasado vivido en este presente diferente, puede que empecemos a detectar discordancias y sintamos nostalgia por aquellos tiempos de infancia en los que quizá, el verdadero espíritu navideño estuviese más presente.
En estos tiempos de crisis espiritual, desconexión interna, consumismo y falta de valores, las Navidades en familia y el recogimiento del invierno, nos traen una buena oportunidad para acompañar a nuestros hijos a mirar hacia adentro y cultivar su dimensión espiritual.
Si sois cristianos, estos son los días por excelencia para poder practicar con vuestros hijos la religión. Para los que vivimos la espiritualidad desde una perspectiva laica, hoy quiero compartir algunas propuestas para que estas navidades podáis conectar junto a vuestros hijos, con esa dimensión espiritual y cultivar, a vuestra forma, la paz y el amor propios del espíritu navideño.
1.- Cultivar el vínculo familiar.
Es muy probable que en las reuniones familiares después de comer, los niños se vayan a jugar al cuarto y los mayores se queden hablando, en el mejor de los casos, de sus cosas.
La mayoría del tiempo estamos en el mismo sitio pero no juntos.
Para propiciar esos momentos de compartir y conocernos un poco mejor, podéis proponer a los mayores que cuenten cómo eran sus navidades de pequeños. Seguro que mi hija, dentro de unos años, estará encantada de escuchar de su abuela, cuales eran los regalos que ella y mis tías recibían por Navidad en la masía de la provincia de Teruel donde se criaron. El regalo más frecuente era una naranja valenciana con una cara pintada. Esa fruta que rara vez comían, era un manjar con aire de juguete que recibían con mucho agrado.
Creo que solo este ejemplo te da una idea de las tomas de conciencia que pueden surgir de ese saber más sobre sus ancestros, su forma de vida y los valores que de ellos se desprenden.
2.- Cultivar el recibir
Se habla mucho en los foros de crianza de la barbaridad de regalos que reciben los niños y de ponerle freno a esta fiebre consumista que se desata desde que el black friday da el pistoletazo de salida a las compras navideñas.
Detecto que cuando necesitamos parar eso, es porque nos arrastra. Regalar aunque sean bienes materiales, no está reñido con lo espiritual. Recibir un regalo de un ser querido es un gesto de amor que podemos vivir estas Navidades (los que ya sabemos quienes son los Reyes) y que paradójicamente los niños en cierta forma se pierden porque a Papa Noel y los Reyes, realmente solo los conocen de vista y por carta ;).
Recuerdo cuando era mayorcita, lo mucho que me gustó ir a casa de mis tíos, “a ver qué habían dejado los Reyes allí”, y recibir de ellos un libro sobre África, lleno de fotos de paisajes y animales. Me encantó saber que lo habían elegido para mi. Lo recibí y lo conservo con mucho amor.
Desde mi visión, creo que el pico de regalos que reciben los niños en Navidad no echa por el suelo la conciencia que podemos cultivar en ellos todo el año; sobre el valor que tienen las cosas, sobre lo merecedores que son de tener lo que les gusta y sobre las elecciones conscientes que desde que son pequeños pueden empezar a hacer, sabiendo que no pueden tener todos los juguetes. Más aún cuando lo podemos planificar, y cultivar la paciencia esperando a Navidad para que llegue el deseado regalo. En definitiva, hacer lo que en muchas casas se ha hecho cuando eramos pequeños, esperar a que viniesen los Reyes para conseguir la ansiada bici.
El problema muchas veces está en no poder controlar los regalos que reciben de otros familiares y que probablemente no vayan acorde en cantidad o finalidad con los que querríamos para nuestros peques.
Si preferirías que tus familiares te preguntasen con respecto a los regalos para tus hijos, propón para poder organizar y que la cosa no se vaya de madre. Haz tú con ellos lo que te gustaría que hiciesen contigo. Pregunta qué les podría hacer ilusión a tus sobrinos. Puede ser una buena forma de que vuestras compras navideñas sean más conscientes.
Como anécdota te cuento, que para Mar, que ahora tiene 3 años, hemos pensado en regalarle para Navidad una guitarra. Como nos gustan los juguetes de madera y realistas, siguiendo la filosofía del cole Montessori al que va, en vez de una guitarra pequeñita, al final va a ser un ukelele. Para explicarle la diferencia entre una guitarra, que es lo que ella tiene muy claro que quiere, y un ukelele, le enseñé una foto del que íbamos a encargar. Le encantó, eligió de hecho el color y le dije que perfecto, que se la pediríamos a Papá Noel. Me miró extrañada y me dijo que no, que simplemente “la compramos”. No acababa de entender en su corta historia de vida Navideña, la razón de ser del intermediario.
Hay otra cuestión sobre los regalos muy arraigada, a la que creo que debemos ponerle atención. Cada vez que utilizamos a los Reyes Magos o Papá Noel de excusa para que nuestros hijos “se porten bien”, les estamos juzgando, a través de esos señores que solo conocen de vista, y utilizamos indirectamente el recurso del premio/castigo para modificar su conducta. Ojo con ello, porque no se trata de juzgar, sino de trabajar los límites desde el respeto, cada día, sin entrar en el chantaje o la amenaza.
Si te chirría esto que escribo sobre los Reyes Magos o Papá Noel por que para ti son figuras relevantes, te invito a que profundices en ellas con tus hijos para que puedan acceder también a ese significado.
Mi sugerencia es que aprovechemos este pico de regalos para que los niños conecten con la abundancia y el merecer. Ambos conceptos muy conectados con nuestra dimensión espiritual.
3.- Cultivar la compasión
El espíritu navideño va de la mano de la solidaridad y el mirar por los más necesitados.
Ayudar a nuestros hijos a tomar consciencia de que forman parte de una comunidad mucho más grande y conectar con la humanidad que comparten con otros seres, por muy diferentes que sean sus circunstancias, es una buena forma de hacerles conectar con su espiritualidad. Cuando perciben que esos seres como ellos, de algún modo sufren, emerge ese sentimiento de compasión que nos mueve a paliar ese sufrimiento de alguna forma.
Hay muchos proyectos solidarios que se activan especialmente en estas fechas y que dan cabida a la participación de los niños. A veces los niños realizan esa labor de voluntariado, pero no contactan de verdad con la necesidad de la que parte.
Te invito a que explores la posibilidad de acercarte con ellos a ese colectivo más desfavorecido y que simplemente les conozcan. No les propongas tú el plan de acción, simplemente muéstrales esa realidad y observa qué acciones surgen por su parte dejándote sorprender. Quizá seáis vosotros los que más ayuda recibáis :).
4.- Cultivar la gratitud
Estos días de mesas repletas de comida, de seres queridos sentados a la mesa, de muchos juguetes, de ambiente de fiesta, de días de vacaciones para estar juntos, etc, es un excelente momento para cultivar en los niños la gratitud.
Hablar con ellos para tomar consciencia de que la vida provee, de lo afortunados que son de poder disfrutar de todo eso y de estar rodeados de personas que les quieren.
Para poder acompañar a tus hijos en esa toma de consciencia, primero la tienes que hacer tu. Te invito a mirar alrededor desde el Mindfulness, tomando consciencia de lo que hay y agradecer lo que hay y lo que falta. Lo que falta es parte del camino y la vida también lo ha dispuesto para tu aprendizaje :).
5.- Cultivar la paz
Es probable que en estos días se hagan más patentes las rencillas familiares que no nos dejan tener la fiesta en paz. Es probable que estos días propicien un acercamiento cuando dejamos a un lado la razón y conectamos con el corazón y el perdón. Sé que es complicado hacerlo, sé que las heridas duelen y que desde nuestra parte racional, podemos encontrar muchos motivos para seguir negándole la entrada a nuestro corazón a aquel que algún día nos agravió.
Si nosotros vivimos desde el rencor y la separación, nuestros hijos vivirán y entenderán también así las relaciones. ¿Cuantas veces les pedimos a ellos que hagan las paces con sus amiguitos?. Como adultos somos capaces de relativizar sus peleas, ¿y la nuestras?. Te invito a reflexionar sobre estas cuestiones. Comparte con ellos el proceso si lo consideras, les ayudará a poner en contexto los conflictos que perciben.
Te invito a conectar con esa inteligencia cardíaca que emerge del corazón para ver si desde ahí puedes dar algún paso hacia la reconciliación.
Cultivar la paz en ti, hace que crezca en tus hijos.
¿Como te relacionas tú con los conceptos de abundancia y merecer? ¿Podrías acompañar a tu hijo/a a visitar una asociación de niños discapacitados? ¿Eres capaz de agradecerle a la vida lo que te da y lo que te deja de dar? Estaré encantada de responder a tus comentarios y poder seguir acompañándote en tus dudas e inquietudes.
Espero que estas ideas contribuyan a que la paz y el amor crezcan en vuestros corazones, en Navidad y el resto del año. Comparte el post para seguir expandiéndolos :).
Gracias de nuevo por estar ahí. ¡Feliz Navidad!
Feliz navidad! Muchas gracias por hacernos reflexionar ??
Muchas gracias por tu comentario Elena. Me alegra que os haga reflexionar. Es muy importante atender todas las dimensiones de nuestro ser (mental, emocional, corporal, espiritual) desde que somos pequeños y la parte espiritual, por lo general, la tenemos bastante desatendida. Feliz y consciente Navidad para todos!:)