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Sentirnos vulnerables implica sentir miedo a sufrir daño.
Me pongo la armadura para que las discusiones con la pareja no me afecten, para que pase lo que pase mis circunstancias favorables no cambien, para no exponerme al juicio de los demás…
Ir escudo en mano por la vida es una actitud poco conciliadora y nos impide abrazarnos y abrazar.
La reconciliación radical con nosotros mismos pasa por poder vivir la vida a pecho descubierto, y de eso va esta clase.
En ella aprenderemos:
- Cuál es la circunstancia, el sentimiento, que subyace a la armadura que protege nuestra vulnerabilidad.
- Cuál es uno de los mayores conflictos a la hora de conciliar en los entornos en los que nos tenemos que relacionar con gente.
- Qué es en realidad de lo que nos queremos proteger.
- Quien es nuestro principal enemigo en todo esto. Pista: tiene nombre, apellidos, cara y sabes donde vive.
- La pregunta clave que te tienes que hacer para tomar decisiones que impliquen riesgo.
- El inesperado inconveniente para los demás de abrirles nuestro tierno y vulnerable corazón.
- La actitud mindfulness que cultiva tomar consciencia de la vulnerabilidad en ti y los otros.
- La respuesta a este pregunta ¿y a la gente “tóxica” le abrimos en corazón?