El Dojo
La comunidad de madres y padres decididos a conciliar vida personal, familiar y profesional.
Te cuento cómo creé, gracias a una piedra pómez y un cartel tamaño A4, una comunidad de personas como tú, que aprenden juntas y se sienten cada día más a gusto con su vida (de verdad).
Una tarde de principios de septiembre mientras me duchaba, tuve una idea clave en mi vida.
Me acababa de mudar a Sanchinarro, un barrio residencial a las afueras de Madrid, lleno de familias con niños pequeños y madres y padres muy estresados.
Los veía conducir con la mandíbula apretada camino del cole o salir pitando para la oficina y me veía a mi misma pocos años atrás, todavía sin hijos.
En ese momento ya era madre de una niña y ver aquellas caras de querer que llegase el viernes y esos churumbeles llevados en volandas desde primera hora de la mañana, me removía por dentro.
Sabía que les podía ayudar a salir de esa rueda, de esa vorágine que a mi me llevó a reventar de puro estrés laboral.
Mientras me pasaba la piedra pómez por los pies aquella tarde, se me ocurrió cómo: dando clases abiertas y gratuitas de mindfulness en el centro cultural del barrio.
“Quiero poner mi granito de consciencia en mi entorno más cercano”, le dije a mi marido enrollada en la toalla con el pelo chorreando.
Al día siguiente conseguí que la biblioteca me cediera cada martes un aula con capacidad para 50 personas durante una hora.
A la responsable le encantó la idea y yo le expliqué que si llegaba el martes y me pasaba yo sola la hora meditando, lo daba por bueno.
Yo ya habría hecho mi parte.
Colgamos un cartelito en el tablón de anuncios con la información y el 19 de septiembre de 2017 empezamos las clases.

Este es el cartel que me hizo mi marido impreso en un folio A4.
La gente se empezó a interesar y el primer día éramos ya unos cuantos.
En la primera clase les expliqué lo que era el mindfulness tal y como yo lo enseño, desde una perspectiva integral.
A la mayoría aquello les venía de nuevas pero les encantó.
El martes siguiente éramos más aunque no los mismos.
Problema:
No podría seguir un temario en el que ir todos a una por dos razones:
1.- Cada día llegaba gente nueva que no tenía ni idea de mindfulness y no iba a estar repitiendo siempre lo mismo.
2.- Los que cogían el hilo tenían problemas para darle continuidad porque… “Mi marido está llegando más tarde del trabajo y no tengo con quien dejar a los niños”, “han operado a mi madre”, “he empezado un nuevo proyecto y no voy a poder venir en un mes”, “tengo al pequeño malo”…
Solución:
Al principio hablaría de un tema que les ayudase a ir saliendo de la rueda de hámster, del bucle ese que conocen bien porque es en la que andaban metidos casi todos, y al final haríamos una meditación relacionada con lo hablado.
Esto del mindfulness no va tanto de hablar, sino de practicar.
Resultado:
- A las pocas semanas la clase se llenó y tuvimos que empezar a gestionar las asistencias y la lista de espera para no superar la capacidad de la sala.
- Aquello se convirtió en un foro público en el que las personas podían llevarse recursos muy útiles para aliviar su estrés en el día a día y ver que podían aspirar a vivir mejor.
- Se generó un espacio de respeto y confianza donde hablar de temas más trancendentales, que no se terciaba hablar con otra gente, en un círculo en el que nadie sabía de su vida (hasta que empezaron a surgir amistades).
- Había un grupo de personas que venían con asiduidad y que se atrevían a plantear dudas e inquietudes que estaban también en la cabeza de los que no se atrevían a participar.
- La gente estaba encantada de ver que en su barrio había personas con sus mismos problemas, inquietudes y motivaciones. Solo observarse sentados juntos en aquella sala, ya les hacía estar más unidos, aunque cada uno fuese de su padre y de su madre.
El curso 2017-2018 pasaron por allí 164 personas, Solo con el boca a boca y el cartelito.
Renovamos para el 2018-2019 y cuando a finales de septiembre se cerró el cupo para empezar en octubre, había 50 plazas cubiertas y más de 120 personas en lista de espera.
Algunos antiguos alumnos que se quedaron fuera, me pidieron que grabara las clases para escucharlas en diferido.
Empecé a hacerlo y compartirlas en un grupo privado de Facebook en el que al poco éramos 200 más.
Tenía que hacer algo para darle más alcance al proyecto y cubrir tanta necesidad.
Pero no se trataba solo de darles los recursos que a mi tanto me habían servido para salir de la rueda de hámster y conciliar de verdad, había también necesidad de diálogo y conexión.
El tercer año, hasta que llegó la pandemia, directamente plateaba el tema y les dejaba manifestar su sentir al respecto.
A partir de ese diálogo les daba recursos para gestionar el conflicto que había puesto sobre la mesa.
Nunca se montó ningún pollo, a pesar de que no tenía ningún control sobre quien iba a entrar por la puerta.
El clima de respeto, calma y distensión que se respiraba aplacaba por si solo esa posibilidad.
Las actitudes mindfulness (no juicio, apertura, amabilidad, aceptación, distensión, compasión…) estaban presentes por resonancia, sin que nadie las tuviese que recordar.
Mindfulness was in the air…
Esos alumnos, al menos por una hora a la semana, salían de la espiral y se daban cuenta de que a su alrededor había más gente de la que aprender y en la que confiar.
Durante ese tiempo la web vivirmindfulness.com que fundé con la ayuda de mi marido, fue creciendo en suscriptores, visitas y visibilidad.
Esta web fue la plataforma perfecta para crear lo que demandaba esa comunidad, lo que hoy es El Dojo de Vivirmindfulness:
Un programa de crecimiento personal, con una visión integral del ser humano, que no está sujeto a horarios, en el que aprender, compartir y crecer juntos guiados por una profesional.
Un espacio en el que ordenarte por dentro para que las diferentes áreas de tu vida se ordenen.

El Dojo de Vivirmindfulness nació el 4 de noviembre de 2019
El Dojo está pensado especialmente para madres y padres porque sus circunstancias de no conciliación tienen consecuencias importantes para su bienestar, el desarrollo de sus hijos y genera problemas sociales que a la larga sufrimos todos.
Lo veo cada día en la consulta.
Como aquella madre que no podía parar, ni dejaba parar a su hija.
Se dio cuenta de que mamó ese estrés de su madre, que se esforzaba por criar a tres sola.
Mi clienta vivía igual de agobiada que su madre, a pesar de que ella solo tenía una hija.
¿Qué vas a aprender en El Dojo?
1
A reconciliarte contigo, dejar de machacarte siempre por lo mismo, aligerar tu mochila emocional, recuperar tu energía vital y vislumbrar un nuevo horizonte mucho más conciliador al que encaminarte en función de tus valores.
2
Hacerlo cada vez mejor con tus hijos porque entenderás mejor lo que necesitan y estarás en mejores condiciones para dárselo.
3
Recursos nivel pro para sentir cuando entras por la puerta de casa lo de “hogar dulce hogar”.
4
A cómo dejar de discutir con tu pareja siempre por lo mismo, soltar tus patrones, poder veros de igual a igual y ganar en corresponsabilidad.
No te voy a decir que riegues la plantita, te voy a enseñar a hacerte cargo de ti, para que el otro aprenda a hacer lo mismo y crecer juntos disfrutando del día a día.
5
Cómo dejar de querer mandar a tu madre o tu suegra a la estepa siberiana reconciliándote con ellas.
Tanto si tienes hijos, como si no, aquí hablamos mucho de madres, padres, hijos e hijas porque tus resistencias internas a llevar una vida más conciliada, se gestaron antes de que cambiases todos los dientes de leche.
6
Optimizar tu tiempo de trabajo, bajar tus niveles de estrés, mejorar tus relaciones laborales y potenciar tus habilidades (creatividad, persuasión, capacidad de decisión…) seas periodista, taxista o esteticista.
Todo esto impregnado de mindfulness, la práctica con más aval científico para recuperar tu equilibrio vital, salir de tu refrito mental y autogestionarte mucho mejor que el 95% de la gente que conoces.
Esto va de dejar de sobrevivir y aprender a vivir sin que te arrastre la vorágine y se lleve a tus hijos por delante.
Puedes pagar de forma segura con tarjeta a través de Stripe. Acceso inmediato.

¿Cómo vas a aprender eso?
- Clases en formato video y audio
A este mundo hemos venido a aprender, a evolucionar.
Cultivar tu cuerpo, tu mente y tu espíritu es la base de tu bienestar y tu principal responsabilidad en esta vida porque nadie más lo puede hacer por ti.
En las clases aprendemos a gestionar mejor todas nuestras dimensiones y avanzar de verdad con todo el equipo.
- Práctica en la vida cotidiana
Para aplicar lo que hemos aprendido en las clases y empezar a transformar tu día a día. De la rueda de hámster no se sale escuchando más podcast o leyendo más libros.
Leer no es saber.
Aquí ponemos en práctica lo que aprendemos, la sabiduría surge de la experiencia.
- Meditaciones
Para estar más presentes en lo que hacemos, dejar de darle vueltas inútilmente a tus problemas, mantener el foco en lo que de verdad importa y conocernos mejor para gestionarnos mejor.
- Masterclass
El 80% de los contenidos que hay en la plataforma son temas propuestos por los dojis.
Cuando hay algún tema que yo no puedo abarcar, contamos con profesionales especializados para impartir esa materia.
Contenido exclusivo, adaptado a las necesidades de la comunidad.
- Consultorías grupales.
Los jueves por la noche cada quince días, acostamos a los niños y nos conectamos para meditar juntos unos minutos y hablar de nuestros conflictos del día a día en el trabajo, con la familia y con nosotros mismos.
Ahí resuelvo tus dudas sobre las clases, ampliamos materia y puedes consultarme cualquier tema personal que sea de interés común.
Lo que pagarás al mes por El Dojo es mucho menos de lo que pagan otros por una sesión individual conmigo. Solo con que aproveches esta parte ya lo amortizas con creces.
Es un espacio de conciliación personal, de conexión, de infusión y compartir en pantuflas, pijama o sudadera.
Las consultorías quedan grabadas para que las puedas ver si no te puedes conectar en directo.
- Grupo de Telegram
Es el medio que tenemos para seguir en contacto con la comunidad en el día a día.
Cuando alguien necesita apoyo, le surge algún conflicto o quiere compartir algún logro, ahí estamos. Saber que al otro lado del chat hay gente que no te juzga y te entiende de verdad, simplifica mucho la cosa.
No verás gatitos dando los buenos días, aunque alguna vez aparezca algún meme y nos echemos unas risas, ni mogollón de información que te agobie dejarte por leer.
Somos gente ocupada en avanzar en lo que de verdad importa y la información relevante que queremos tener a mano está organizada en la plataforma.
Aquí va una muestra de lo que se cuece en el grupo de Telegram:
Para crecer como persona, necesitas una atmósfera de crecimiento.
Tienes muchas más posibilidades de alcanzar tus metas si te rodeas de personas que estén en el mismo camino que tú.
¡Ah! Otra cosa importante que te gustará saber sobre El Dojo; el 21 de noviembre de 2021, un grupo de dojis publicamos un libro contando nuestras historias de no conciliación y lo que nos ayudó a salir de ahí.
El motivo para escribirlo era ayudar a otras madres y padres a conciliar.
Dos días después del lanzamiento el libro fue el más vendido en Amazon en la categoría de relaciones y familia.

Si te surgen dudas quizás las puedas ver resueltas más abajo y si te queda alguna más, me puedes escribir aquí, estaré encantada de atenderte.
Si esto que te cuento va contigo y eres de los que están decididos a conciliar de verdad, hazte doji, lee mi correo de bienvenida, entra en el grupo de Telegram y saluda.
Te estábamos esperando 🙂
A partir de ahí, a tu ritmo.
Puedes pagar de forma segura con tarjeta a través de Stripe. Acceso inmediato.
