A menudo las madres me preguntan sobre que ejercicios de mindfulness pueden hacer por su cuenta y sin salir de casa ya que se quejan de que no tienen tiempo para ir a algún sitio a practicar.
Más opciones en esta recopilación de ejercicios de mindfulness.
Si en vez de ejercicios para hacer en caso, buscas meditaciones guiadas o algún ejercicio meditativo más específico, lo puedes encontrar en este curso de 7 días por correo que te regalo, con un programa estructurado para personas con agendas apretadas, en el que te guío para dar esos primeros pasos por tu cuenta y te quedes con ganas de más 😉
La propuesta que te traigo hoy está más enfocada a la práctica informal, ese mindfulness que aplicamos en la vida cotidiana. Como les recuerdo muchas veces a mis clientes, no se trata de acabar de meditar, levantarnos del cojín y volver a la vorágine. La práctica meditativa formal es un entrenamiento, el partido se juega ahí afuera, en la calle, en la casa, en la oficina, con los niños, en el día a día y el mindfulness es clave para poder ganar parcelas de conciliación, partido a partido.
Meditar es hacer lo mismo que haces pero de forma consciente y bondadosa.
Proverbio Zen
Las propuestas que te hago hoy están pensadas para mujeres, pero si eres hombre y además quieres conectar con esa parte femenina que también habita en ti y que la crianza suele activar, te animo a ponerlas en práctica.
Verás que son sencillos y alguno podrías hacerlo también como ejercicio de mindfulness para niños (aquí tienes un post con ejercicios más específicos de mindfulness para niños). La cuestión es que cuando te vean hacerlos a ti, es muy probable que se animen a participar y al final la experiencia sea compartida. ¡Mejor que mejor!
1.- Ritual de belleza y ducha consciente.
El aseo diario se puede convertir en una tarea más o en un gesto de amor a ti misma y de autocuidado (aquí tienes un post en el que te hablo específicamente de como practicar ese necesario autocuidado, sobretodo cuando tenemos hijos, a nivel físico, mental, emocional y espiritual). No es lo mismo darte el champú pensando en la reunión que tienes nada más llegar a la oficina, que hacerlo de forma amable y consciente.
Puede que creas que repasar tu discurso mentalmente en ese momento te ayude a ganar tiempo y seguridad, pero te aseguro que lo que más te va a ayudar a sentirte bien y preparada para ello, es conectar contigo misma a través de tu cuerpo.
La ducha es una oportunidad de oro para lleva la atención a tu cuerpo en su totalidad y tomar consciencia de las sensaciones físicas que están presentes en ese momento. Huele el jabón, siente la temperatura del agua, el tacto de tu piel… Si no eres de las de ducharse por la mañana, puedes aplicar esto en cualquier momento a tu ritual de aseo/belleza habitual.
2.- Regar las plantas.
Cuidar de las plantas invita a tomar consciencia de tu propio autocuidado. Igual que con la ducha, lo puedes hacer como una tarea más o tomar consciencia de ese gesto dador de vida que haces. Todos los seres vivos del planeta “intersomos”, dependemos los unos de los otros. Conecta con esa realidad y verás como la experiencia de regar las plantas se vuelve menos mundana ;).
¿Te gustan las plantas? Puede que sean el único reducto de naturaleza viva que tengas en casa si vives en un piso en un entorno urbano. Te invito a conectar con esa naturaleza, con ese trozo de tierra, de vida y de verde. Aprecia el aporte de oxígeno, su belleza y las buenas vibraciones que dan. Si no eres aficionada pero conectas con esto que te cuento, puedes empezar con un sufrido potho.
¿Te atreves a decirles algo bonito?.
3.- Dar pasos hacia esa conciliación que deseas.
A veces cuando hablo a mis alumnos de lo de vivir en el presente, suele salir el comentario de “Bueno, pero de vez en cuando está bien que pensemos en el futuro” ¡claro que sí! Se trata de planificar aquí y ahora, con atención plena, cuales son los siguientes pasos que te acercan a ese objetivo de conciliación y reconciliación que te has marcado.
En este punto, te propongo que aquí y ahora, hagas una práctica formal en silencio y después te sientes con papel y boli a planificar algo que te ayude a seguir dando pasos en pos de tu conciliación.
También puedes hacer una de las tareas que te hayas marcado para ir optimizando poco a poco la gestión doméstica o tu propio autocuidado. Puede ser planificar los menús de la semana/quincena, buscar nuevos ejercicios para mantener tu cuerpo tonificado sin salir de casa o buscar recursos formativos que te ayuden a seguir avanzando en tus áreas de interés.
Como ves, esto es una actividad intelectual que puedes hacer como práctica informal si pones en ella consciencia y conectas con la intención bondadosa de seguir dando pasos hacia una vida más plena.
La otra forma muy común de hacer esto es no poner intención en ello, y divagar por la red en piloto automático, yendo de un recurso a otro sin orden ni concierto. Mirar el móvil para ver el whatsapp y acabar viendo recetas de repostería que no son lo que necesitas ahora pero quizá en unos meses para la tarta del cumple del niño… y, como se suele decir, la casa sin barrer.
Cuando hacemos las cosas llevados por esta “mente de mono” desatenta, el tiempo y el propósito se nos pierden por el camino. Cuando ponemos atención plena y amorosa en lo que hacemos, nos sentimos más satisfechas, nos cunde más y nos vamos a la cama sabiendo que hoy hemos dado un pasito más hacia esa conciliación que queremos.
Si todavía no has diseñado tu propio plan de conciliación, en breve recibirán noticias mías al respecto. Quédate por aquí y si no estás suscrita/o, hazlo, para no perderte los contenidos gratuitos de gran valor que tengo preparados para lanzar en breve y ayudarte con eso.
4.- Hacer alguna tarea doméstica con atención plena.
Fregar los platos o planchar puede ser lo más odioso del mundo o una oportunidad perfecta para hacer una meditación informal en la que haya una especial implicación del cuerpo, que te ayude a salir de la mente.
Aplica el mindfulness a tus tareas domésticas (recuerda sin juicio, con amabilidad y curiosidad) y experimenta como tu mente se calma y empiezas a sentirte mucho mejor.
¿Recuerdas la película de Karate Kid donde el maestro ordenó durante días y días a su discípulo que encerase coches? Le mostraba como “poner cera y pulir cera” con atención plena. A parte de un practica meditativa de concentración, le ayudó a entrenar su defensa. Pues lo de los platos o la plancha es parecido ;).
Es muy frecuente que la gente escuche música mientras cocina o recoge la casa para evadirse de la tarea o levantar el ánimo.
Yo te invito a que pruebes a hacerlo en silencio (ese silencio sanador del que te hablo aquí), sobretodo el cocinar. Ya me cuentas.
5.- Llama a una amiga y practica la escucha atenta.
En el ajetreo y la vorágine del día a día, nos resulta más fácil enviar mensajes que mantener conversaciones de viva voz que se nos pueden alargar más de lo que pensábamos o nos pueden pillar en mal momento, es decir, ocupados como de costumbre.
Por otro lado es muy común que las mujeres durante la crianza, cuando no contamos con el apoyo de una tribu, tendamos a sentirnos solas. Te invito a crear y fortalecer vínculos afectivos y reales con las personas que aprecias hablando con ellas, más que chateando con ellas.
Practicar la escucha activa nos abre el corazón, ejercita nuestra atención y hablar de lo que nos pasa, nos ayuda a expresarnos (sacar presión fuera) y organizar nuestras ideas. Cultivar las amistades es algo que cada vez los psicólogos recomiendan más para mantener nuestra salud psíquica, porque cada vez se practica menos. Os hablo mucho de la importancia de poner delante lo que va delante para conciliar y reconciliarnos con nosotros mism@s, pues eso ;).
6.- Abraza a tu pareja y conecta con tu cuerpo, con el del otro.
Siente como tu corazón se abre a dar y recibir amor.
Siente tu respiración y la suya, la presión, la intención, el calor, el olor… y déjate impregnar por todo eso, sin prisa.
La intimidad y el sostén que proporcionan un largo y sentido abrazo son especialmente reconfortantes sobretodo si estás viviendo el puerperio y no te sientes tan dispuesta para el sexo.
7.- Escribir diario de agradecimiento.
La ausencia de gratitud en nuestras vidas, sean cuales sean nuestras circunstancias, nos lleva a experimentarnos desde la carencia, desde lo que nos falta, desde lo que debería de ser que no es. Para poder reconciliarnos y conciliar cada vez más, es importante poder conectar con este sentimiento tan sanador.
Te propongo que dediques unos minutos al final del día para dar las gracias por todo lo recibido y también lo que te ha faltado porque esa circunstancia también está ahí para tu crecimiento. Este ejercicio es ideal para hacerlo con tus hijos. Haced un repaso del día en el que podáis reconocer y agradecer aquello que habéis conseguido, aquello que la vida sin más os ha dado, aquello que podría haber salido mal que salió bien o agradecer los aprendizajes que os han traído los errores. En este post te hablo más en profundidad sobre este tema tan importante que es la gratitud.
Podría seguir haciéndote propuestas, infinitas como la vida misma, pero creo que estás 7 pueden resultar especialmente nutritivas para tu día a día.
Te animo a practicar algo de esto y que me cuentes de la experiencia o de las dudas que te puedan surgir.
También que compartas con esas miles de personas que pueden estar buscando por la red recursos como estos.
Siente como poco a poco, con estas prácticas sencillas, la atención plena va calando en lo cotidiano y dejas de pensar en acabar las tareas para empezar a vivir, cuando lo tengas todo hecho.
La conciliación ocurre aquí y ahora, la vida es este momento. ¡Que lo disfrutes!