Esta meditación se inspira en la práctica tibetana de “enviar y recibir” (tonglen).
En esta meditación el practicante inhala el dolor, el sufrimiento en otro individuo y exhala bondad y compasión hacia él o el resto de los seres.
Este proceso revierte de forma sutil nuestra tendencia instintiva a resistir o evitar el malestar generando más sufrimiento.
En mi experiencia facilitando esta meditación, hay personas que pueden sentir reticencias a inhalar el dolor de los demás. Si es tu caso, date cuenta de ello. Está bien. Quizá más adelante puedas abrirte al dolor de los demás atravesando el tuyo. Poco a poco y con amabilidad.