Mindfuleating para niños (y padres conscientes ;))

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El tema de la alimentación, concretamente mi relación conflictiva con la comida, ha sido algo que ha marcado mi vida desde muy pequeña.

Mi madre me cuenta que cuando a penas tenía un año, cada quince días me tenía que llevar al pediatra de los empachos que cogía. Hasta que no me rebosaba literalmente la papilla, no paraba de llorar y pedir más.

Soy consciente de haber pasado “mucha hambre de madre” por ser hija de mujer trabajadora, dentro y fuera de casa. En mis primeros años, mi padre tampoco estaba muy disponible porque viajaba toda la semana, así que puedo reconocer la carencia afectiva que las circunstancias laborales de mis padres generaron en mi niñez.

En mi camino de auto-indagación, decidida a ahondar en el tema a través de un ejercicio de PNL, me visualicé en la trona con mi madre dándome la papilla. Caí en la cuenta de que mientras hubiera comida en el plato, mi madre estaría allí conmigo para dármela y no pararía de pedir más para alargar ese momento todo lo que pudiera.Postre consciente

El tema de la alimentación, sin entrar en cuestiones dietéticas, es uno de los conflictos más profundos y complejos de abordar, por todos los condicionantes culturales, emocionales, sistémicos y de autoestima que hay detrás.

Relación mama bebeLa relación con nuestra madre va unida a la de la comida. De ella solemos recibir nuestro primer alimento (ya lo hacíamos durante la gestación), ya sea de la teta o del biberón y desde esos primeros instantes de vida llegamos a la conclusión de que alimento y afecto van de la mano.

Vivir una vida consciente pasa, tarde o temprano, por alimentarnos de forma consciente. La tendencia es poner el foco en el qué comer. Tratamos de hacer nuestra dieta y la de nuestros hijos más saludable, pero muchas veces dejamos de lado el cómo comemos y eso es tan importante, o más, como el qué.

Las emociones que rodean al acto de comer influyen en el proceso digestivo y los alimentos que ingerimos influye en nuestro estado de ánimo, tal como señalan numerosos estudios. Es algo que puedes comprobar fácilmente cuando sientes hinchazón por haber comido deprisa o cuando comes mucho azúcar y después de ta el bajón.

La sabiduría interior que ejercitamos con el acto de comer.

Poner consciencia desde la atención plena a las circunstancias que rodean al acto de comer puede ser el primer paso para empezar a ejercitar ese comer atento que cada vez está más en auge y al que nos referimos en el argot como Mindful eating.

Comer con atención plena nos conecta con los sentidos, con toda la información que nos llega desde ahí y que nos ayuda a disfrutar plenamente de la comida. También nos ayuda a ser conscientes de las señales que nuestro cuerpo nos da cuando recibe el alimento y lo procesa.

Comer y respirar son dos funciones básicas que nos conectan especialmente con las sensaciones internas de nuestro cuerpo y que practicarlas conscientemente, potencian nuestra capacidad de interocepción.

Entendemos por interocepción a la percepción del estado interno del organismo. Se trata de un sentido que nos ayuda a mantener la homeóstasis o equilibrio corporal y nos mantiene conectados con nuestras necesidades fisiológicas. Gracias a ella podemos percibir que alguna parte de nuestro cuerpo no funciona bien, que necesitamos beber, comer o estamos sexualmente excitados.

Pero la interocepción, no solo abarca el aspecto fisiológico, sino que nos ayuda en gran medida a detectar y gestionar nuestras emociones. Por ejemplo, las sensaciones gástricas que acompañan al asco, son las que nos ayudan a concluir que es esa la emoción que estoy sintiendo.

La práctica del Mindfulness y especialmente para mi del Mindfuleating, es ideal para poder desarrollar con cada ingesta, nuestra capacidad de interocepción. Cada comida es una oportunidad para conectar con nuestras sensaciones internasy poner esa información al servicio del funcionamiento óptimo de nuestro cuerpo.

Cuanto más conscientes somos de nuestras sensaciones internas, mejor podemos responder a nuestras necesidades.

Practicar desde pequeños el Mindful eating es una excelente forma de cultivar en los niños esa atención al cuerpo y desarrollar con ello esa sabiduría interna.

Los niños nacen con esa conexión corporal que les permite sobrevivir y llorar cuando tienen hambre, sueño, etc.

Conforme vamos creciendo en este entorno social; la avalancha de estímulos externos, la vorágine y el estrés, nos alejan de nuestra sabiduría corporal y de esa desconexión, surgen muchas de las dolencias y enfermedades crónicas que hoy padecemos.

Otro de los peligros de no poner atención a lo que comemos y cómo lo comemos, es que está demostrado que la falta de atención nos lleva a comer de más y de eso, ya sabemos las consecuencias.

En mi experiencia personal, cuanto más consciente de mi cuerpo soy, menos margen de maniobra me da para tener conductas poco saludables. Aunque a veces me condiciona, me lo tomo como el mejor método de prevención :).

Consejos para hacer más nutritivo y atento el acto de comer en familia.

Y ahora que ya tienes un poco más claro la importancia y los beneficios que te pueden reportar a ti y a tus hijos el comer atentos, aquí van algunas indicaciones para que lo puedas aplicar en tu día a día:

Introduce recursos de Baby Led Weaning en sus primeras comidas.bebe comiendo solo

BLW (Alimentación Complementaria a Demanda) es un método que facilita que los niños coman solos y gestionen su propia comida desde que pueden mantenerse sentados. Se trata de darles comida en trozos grandes que pueden comer por sí mismos a la vez que siguen lactando.

Esto, además de darles autonomía favoreciendo su autoestima, les permite experimentar de primera mano (nunca mejor dicho :)) con los alimentos, lo que favorece una relación sana con la comida.

Nada que ver con que otro te meta la cuchara en la boca con un puré que no sabe ni a pollo, ni a zanahoria ni a… Sé que cuesta sostener el peligro de atragantamiento, limpiar el suelo y darles su tiempo. La recompensa, a parte de todo lo que a nivel de beneficio para el desarrollo del niño tiene, en el tema que tratamos hoy, es que desde que mi hija tenía menos de 6 meses comemos todos juntos gestionando cada uno su plato. Aquí te dejo un  ejemplo de BLW que no es de nuestra hija pero nuestra experiencia fue similar.

Evita distracciones.

Cada vez que ponemos a un niño delante de la tablet o la tele para que se distraiga a la hora de comer, favorecemos que se desconecte de la comida y de su cuerpo. Le privamos de que desarrolle su capacidad de interocepción y de disfrute. El cuento también aplica para nosotros mismos ;).

Come en el mismo sitio.

¿Cuantas veces te has cogido un trozo de algo en la cocina y has ido a comértelo al salón para hacer lo que queremos evitar en el punto anterior?

Comer siempre en el mismo sitio nos ayuda a conectar con el acto de comer, es como un ancla.

Come despacio.

Esto favorece que puedas prestar atención a los alimentos y tus sensaciones. Así también podrás masticar y ensalivar mejor. La digestión empieza en la boca.

Alimenta todos los sentidos.Bol de frutas de colores

Ofrece platos vistosos y variados que proporcionen una amplia gama de nutrientes, no solo para el organismo sino para la vista, el gusto, el tacto… hará mucho más rica la experiencia.

Aprovecha el momento de la comida para estrechar el vínculo.

Disfrutar de una buena comida en buena compañía puede ser uno de los mayores placeres y las mejores formas de cultivar una amistad. De la misma forma, sentaros juntos a la mesa para disfrutar de una buena comida en familia, es una excelente oportunidad para estrechar el vínculo con tus hijos.

Genera un espacio para la tranquilidad y el disfrute.

La comida es un momento de reunión que podemos aprovechar para charlar y compartir. Puede que de ahí surja algún conflicto. Si ves que el diálogo sube de tono, o la situación se pone tensa, puedes tomar las riendas y con amabilidad pedir hablar de ello cuando hayáis terminado de comer.

Por otro lado este es un motivo más para dejar de ver las noticias a la hora de la comida, no solo por la distracción sino por todo lo que mueven de emociones negativas y, como decíamos arriba, conviene evitar.

Aprende comiendo.

El momento de la comida nos da un montón de oportunidades para aprender cosas. El otro día mi hija señalaba mi ensalada de brotes y preguntaba ¿De qué árbol salen estas hojas?. Le explicamos que cada una de una plantita diferente y eso nos dio pie para visitar el huerto. Con los mayores las posibilidades se amplían.

Enséñales a cocinar.

Podemos aplicar al cocinar todo lo que aplicamos en el Mindfuleating, de hecho, lanzo desde aquí el concepto de Mindfulcooking ;). No solo les dará autonomía para cubrir por sí mismos esta necesidad básica, sino que les ayudará muchísimo a apreciar y disfrutar del alimento, todavía más.

Agradece la comida.Agradecimiento con fresas

La comida es la forma más sencilla de constatar desde nuestra dimensión espiritual, que la vida nos sostiene. En casi todas las culturas y religiones, hay rituales para agradecer la comida. Un ejemplo es esta frase relacionada con la práctica Zen “En esta comida veo claramente la presencia de todo el universo sosteniendo mi existencia”.

Mi propuesta es que creéis vuestro propio ritual.

Ejercicio de Mindful Eating en familia

Esta práctica sencilla es una propuesta que, a modo de juego, te puede ayudar a ir integrando la atención plena en el momento de la comida.

Se trata de que cada miembro de la familia se coma tres gajos de mandarina (no más), poniendo atención plena en todos los sentidos.

Comer tres gajos de mandarina, uno a uno, como si fuese la primera vez que lo hacéis. Hay que hacerlo muuuuy despacio para poder apreciar el olor, el sabor, el tacto, la textura, el color, la consistencia… alguien puede hacer de guía para ayudar al resto a reparar en todas las cualidades de esa “cosa” tan novedosa que tenéis delante y empezar preguntado si creen que “esto” se puede comer.

Podemos conectar también con lo que nos resulta agradable o no, con el hambre que tenemos y el deseo de comer ese gajo en función de lo que percibimos, si hay alguna emoción o recuerdo ligado a esa fruta….(yo como valenciana, te digo ya que sí :)).

El tramo final del ejercicio es masticar, ensalivar y tragar cada gajo muuuy despacio. Podemos observar si había diferencias en el sabor de cada uno. Parece que no, pero cuando observamos con atención plena, la realidad desprende una cantidad de matices sorprendentes que antes nos pasaban desapercibidos.

Podemos experimentar también cómo se expanden nuestros sentidos o algunos llegan a predominar hasta eclipsar otros. Recuerdo en una ocasión en la que degustaba un plato con una combinación de sabores exquisita y sorprendente, en la que dejé de oír. Estaba tan centrada en saborear, que me hablaban y no sabía lo que me estaban diciendo. También es muy propia de mi la frase “tengo un hambre que no me veo” :D.

Podemos hacer una versión avanzada del juego para más mayores en la que podamos acompañarles en la toma de consciencia de como nos nutre ese alimento, que camino ha seguido para llegar a nuestra mesa, que implicaciones puede tener elegir consumir mandarinas…

No se puede hablar, solo el que guía.

Cuando cada uno haya terminado de comer sus gajos, espera en silencio a que acaben los demás.

Puede que los rápidos, se queden con ganas de más cuando vean al resto seguir disfrutando de la experiencia, pero así es el juego :).

Podéis poner en común la experiencia de cada uno, seguro que será hummmm!, muy enriquecedor 😉

¡Que aproveche!

Espero que este artículo te ayude.

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2 comentarios en «Mindfuleating para niños (y padres conscientes ;))»

  1. Consejos que con facilidad olvidamos y que nos hacen recordar la importancia de escuchar a nuestro cuerpo para prevenir enfermedades.

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