¡Atención! Hambrient@, enfadad@, sól@, cansad@, enferm@ y “hormonalmente revuelta”. 6 situaciones emocionales que te pueden llevar a comer de más.

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Hay situaciones en las que nos resulta más complicado mantener una respuesta consciente ante la comida. El acrónimo inglés “HALT” que corresponde a las siglas de “hungry, angry, lonely, tired” y que se traduce al español como “hambriento, enfadado, solo, cansado”, compendia ese tipo de situaciones emocionales en las que es más fácil que acabemos comiendo de más o teniendo una conducta compulsiva indeseada.

Algunos autores añaden una letra más, la “S” de “sick”, que significa “enfermo” y nosotros hemos enriquecido la aportación y hemos añadido la “H” de “hormonalmente revuelta”, porque consideramos que el síndrome premenstrual es una situación desencadenante a tener muuuuy en cuenta en el caso de las mujeres y no se trata de una enfermedad, aunque a veces nos pongamos malas 😉 .

Podríamos seguir añadiendo emociones y síndromes a la lista: estresado, deprimido, etc. y sería razonable, pero estaríamos hablando ya de situaciones más complejas, que evolucionan en una periodo de tiempo y que llevan asociados otros procesos.

Hoy vamos a reflexionar sobre esos desencadenantes clave, inmediatos, fáciles de identificar y que nos empujan a empezar a comer descontroladamente. Darnos cuenta de que están ahí a través de la autoescucha que entrenamos gracias al Mindfulness, nos ayudará a evitar dar el primer bocado.

Una vez hayamos empezado a comer compulsivamente nos resultará más difícil parar, así que mejor tener recursos que nos ayuden a no caer en la espiral. ¡Vamos a ello!.

Hambrient@

6 situaciones emocionales que te pueden llevar a comer de más

Comer con hambre es clave para que comer nos resulte placentero. Sentir como nuestro cuerpo recibe el alimento y saciamos con ello esa necesidad tan básica, es uno de los momentos de atención a nuestro cuerpo más gratificantes.

Ponernos delante de la comida con demasiada hambre nos aboca más a querer acabar con la sensación molesta de vacío y retortijón, que a recibir con placer el alimento que nuestro cuerpo necesita. Sentarnos a la mesa hambrientos supone haber estado varias horas postergando la atención de esa necesidad que acaba volviéndose imperiosa y que más que decidir satisfacer, optamos por aplacar.

Para evitar llegar con demasiada hambre al momento de sentarnos en la mesa, es fundamental tener disponible comida que podamos llevar con nosotros y que hagamos ingestas que nos permitan mantener ese hambre voraz a raya con algún tentempié saludable.

Si a pesar de ello llegamos a ese punto, antes de ponernos a comer desesperadamente, beber un vaso de agua atentamente nos puede ayudar a empezar a saciar la parte de líquido que nuestro cuerpo espera recibir de la comida y contactar con nuestras sensaciones corporales del momento.

El cuerpo es nuestro ancla al momento presente y el receptáculo en el que impactan todas nuestras experiencias vitales. Una vez anclados al momento presente, empezar a tomar decisiones de forma consciente, en función de lo que el cuerpo nos vaya pidiendo, será mucho más fácil. Nos ayudará a elegir qué y cuánto comer sin caer en la espiral del atracón.

Enfadad@

6 situaciones emocionales que te pueden llevar a comer de más

El enfado está generado por un discurso mental en el que nuestro ego se debate ante las circunstancias y busca sobre todo autoafirmación.

Algo o alguien ha atentado contra nuestra identidad, contra algo con lo que nos sentimos identificados, que para nosotros es importante, y reaccionamos. Nuestro cuerpo también sufre esa reacción y como suele suceder en otros contextos de adicción y conducta compulsiva, para evitar la sensación desagradable del enfado; como.

Como para evadirme de eso que me irrita buscando placer en la comida y lo que sucede es que puede que brevemente me sienta aliviado, pero lo más probable es que después de ese breve alivio lo que vuelva sea la sensación de insatisfacción y el sentimiento de culpabilidad por haber vuelto a hacer, lo que sabemos que no nos conviene.

Solemos tratar el enfado, la ira, al igual que otras emociones contractivas como algo a combatir. “Voy a comer algo a ver si se me pasa” es una opción muy común pero poco eficaz para gestionar la emoción que nos arrastra. Este es el momento de apelar a una de las actitudes Mindfulness más básicas, la ACEPTACIÓN.

Más allá del drama, del discurso mental que genera en nosotros la situación que nos produce el enfado, esa emoción contractiva nos trae mensajes sobre nosotros, un aprendizaje que tendremos la oportunidad de asimilar si damos un paso atrás, tomamos perspectiva y observamos con ecuanimidad las cosas como son.

Se trata de observar el discurso mental y las sensaciones corporales que produce el enfado en nuestro cuerpo y darles espacio, “respirarlas”, dejarles espacio para que se desplieguen y observar como esas sensaciones van cambiando, se transforman y acaban por desaparecer dejando un poso de comprensión en muchos casos. ¿Por qué me pongo así? ¿Cual es la raíz de todo esto?… habría mucho que hablar del tema pero en pocas palabras, tratemos de aceptar en vez de negar este proceso tan humano queriendo taparlo con comida.

Sol@

6 situaciones emocionales que te pueden llevar a comer de más

El sentimiento de soledad nos puede asaltar incluso cuando estamos rodeados de otras personas. La soledad más que el deseo de sentirse rodeado de gente, tiene que ver con la necesidad de poder expresarnos y sentirnos aceptados, siendo nosotros mismos, en un entorno íntimo, de confianza.

Dicho esto, tendría más sentido pintarle una carita amable a una naranja y contarle nuestras penas, que comer para combatir nuestra soledad.

Nuevamente, esa emoción contractiva, nos hace reaccionar evitando lo que nos resulta desagradable y buscando placer en algo que en nuestra sociedad está, para la mayoría, siempre disponible; la comida.

Nuevamente la autoescucha nos lleva a reconocer la emoción que produce la sensación corporal y nos lleva a identificarla: “esto es soledad”. En función del momento y las personas, cada uno tenemos nuestras propias estrategias para no sentirnos solos y no atentar contra nuestra salud. Quizá sea el momento de llamar a un amigo, de escribir sobre lo que necesitemos expresar, de ver esa película que tenemos pendiente… en definitiva de cuidar de nosotros mismos con la aceptación y la comprensión que esperaríamos de nuestro mejor amigo.

Cansad@

6 situaciones emocionales que te pueden llevar a comer de más

En mis épocas de estrés y agotamiento, me he visto comiendo con avidez buscando en los alimentos la energía inmediata que necesitaba. En estas ocasiones es cuando frecuentemente recurrimos al azúcar para que nos de ese chute de energía extra que necesitamos para seguir lidiando con la vorágine.

Soy consciente de los kilos que el cansancio y la falta de sueño me han hecho acumular en ese sentido. La falta de sueño está ligada con la ganancia de peso, y es por eso que antes de iniciar el programa «Comer con la Cabeza, el Estómago y e Corazón» los participantes contestan un test de calidad de sueño para tomar consciencia de cómo están las cosas por esa parte.

Para, respira y siente qué te pide el cuerpo y qué te permiten las circunstancias. La mayoría de las veces somos nosotros mismos los que nos imponemos un ritmo de actividad que a nuestro cuerpo le cuesta mantener.

Puede que si escuchamos a nuestro cuerpo a mitad de tarde en la oficina lo que nos pida sea echarnos una siesta y no sea plan, pero sí que podemos cerrar por un momento los ojos hacer unas cuantas respiraciones profundas y sentir cómo nuestro cuerpo se nutre de ese extra de oxígeno. Sentir con cada exhalación, como vamos liberando las tensiones acumuladas y ganamos unos puntos de relax.

Beber un gran vaso de agua también nos sentará bien. Puede que con tanta actividad se nos haya olvidado que hace rato que tenemos sed. La cuestión es parar por un momento a “afilar el hacha”, antes de seguir cortando árboles a destajo en esas condiciones, por mucho bosque que nos quede por talar.

Enferm@

6 situaciones emocionales que te pueden llevar a comer de más

Cuando estamos enfermos, la pérdida de capacidades para desarrollar con normalidad nuestras actividades cotidianas nos hace sentirnos a veces todavía peor.

Recuerdo al principio de mi embarazo que me disgnosticaron hipotiroidismo y caí en una espiral en la que mi cuerpo solo quería descansar y yo solo pensaba en la cantidad de cosas que tenía que gestionar. Me empeñaba en seguir siendo una ejecutiva productiva en esas circunstancias y forcé la máquina hasta que me dejó prácticamente sin poder hacer nada y finalmente claudiqué.

En estas situaciones en las que se junta la enfermedad con el discurso mental entorno a la merma de nuestra capacidad, es cuando más nos apetecen alimentos reconfortantes.

Si tuviésemos que poner en común una lista de ellos, la mayoría mencionaríamos alimentos cremosos, lechosos y dulces que tienen mucho que ver con aquellos que nos daban nuestras madres cuando estábamos enfermos y necesitábamos una ración extra de mimos. Si tuviese que elegir entre alguno de ellos me quedo con el ColaCao con galletas 😛 .

Cuando estamos enfermos parece que el cuerpo alza la voz y se hace escuchar queramos o no. Hagamos caso pues y si lo que nos pide el cuerpo es un ColaCao con galletas, yo digo “SI”. Ya vemos después hasta qué punto.

“Hormonalmente Revelta”

6 situaciones emocionales que te pueden llevar a comer de más

Los cambios hormonales nos traen cambios emocionales y las mujeres por naturaleza estamos más expuestas a esas oscilaciones.

Bien por el síndrome pre-menstrual o por la menopausia, se dan situaciones en las que todo nos afecta más y se producen cambios de humor que a menudo nos hacen comer de más.

Conocer las causas de esos cambios y aceptarlas como parte de la naturaleza femenina nos ayuda a llevarlo mejor. ¿Cuantas veces hemos pensado: “!Ufff! Otra vez la regla” contrariadas y con resistencia a tener que pasar otro mes más por esas molestias?, ¿Cuantas veces hemos dicho “¡¡Bien!! menos mal que me ha bajado la regla”?, ¿Cuantas veces hemos pensado “Qué suerte que me baje todos los meses la regla”?. Este puede ser un buen ejemplo de cómo los hechos son neutros, la naturaleza dispone y nosotros vivimos los hechos en función de nuestras circunstancias y nuestras creencias.

No nos resistamos pues a lo que la sabia naturaleza ha diseñado y saquemos partido a la periodicidad del periodo, nunca mejor dicho, que parece que muchas veces nos sigue pillando por sorpresa, con aceptación y agradecimiento.

Entre el embarazo y la lactancia va a hacer casi dos años que no tengo la regla y estoy pensando en asociar ese evento cuando vuelva a aparecer, a algún ritual de cuidado corporal que me haga sentir bien y me lleve a llenar la bañera en vez de a abrir la nevera.

Chicas, si os gusta la propuesta se aceptan ideas de “plan compensatorio” para esos días.

¿Cuales son tus alimentos reconfortantes?

¿Qué otros estados emocionales te llevan a ti a comer de más?

Cuéntame, tu compartir será muy bienvenido 🙂 .

Espero que este artículo te ayude.

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