La importancia de poder SER uno mismo en el trabajo para conciliar. 5 tips para conseguirlo.

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A menudo sentimos que no estamos a gusto en el trabajo y no es tanto por que no nos guste lo que hacemos, sino por el ambiente en el que nos toca trabajar. A veces las dos cosas se juntan y se nos hace todavía más difícil conciliar nuestra parcela laboral.

Esconder las emociones

Sentimos que para ser aceptados en ese sistema al que nos esforzamos por pertenecer, tenemos que ponernos una máscara que nos separa de lo que sería nuestra forma natural de actuar. Y no es que nuestra forma natural de actuar sea incorrecta a priori, sino que adaptamos nuestra conducta a lo que sentimos que el entorno nos demanda, y eso ya es un filtro que nos separa de la realidad.

Lo mucho que se parecen las empresas a las familias.

Las empresas se parecen mucho a las familias, es el segundo sistema más importante en nuestra vida y hay muchos patrones que se repiten. Es muy frecuente que actuemos en la empresa en función de aquellos conflictos no resueltos en la infancia en nuestra familia de origen. Es muy frecuente ver a personas que buscan en el sistema empresarial el reconocimiento, la validación o el trato justo que en su día les faltó de sus padres. Ni siquiera es necesario que esa carencia de la infancia fuese real, simplemente lo experimentaron así, y ahora en el contexto de la empresa en el que también hay una jerarquía en la que posicionarse o un jefe/a al que contentar, esas memorias vuelven a surgir y con ellas el conflicto.

El conflicto surge porque ni estas circunstancias son aquellas (ya no estamos en nuestra primera infancia), ni este sistema es el que nos vio crecer. Pero nosotros seguimos mirando a los que mandan en la empresa para ver que hay que hacer para sentirme validada, reconocida, querida como cuando tenía 5 años y miraba a mis padres y mis hermanos. Si no le has puesto consciencia antes a todos esos automatismos inconscientes el conflicto en mayor o menor medida, vuelve a surgir.

Cuando una persona actúa de forma muy diferente en el trabajo y en la familia, puede deberse a que en ninguno de los dos ámbitos siente que puede expresar su propia personalidad. A menudo estas dos facetas se vuelven contradictorias, se polarizan compensando la una a la otra.

Desde los roles que heredamos de nuestra familia de origen y que también replicamos en la familia que formamos, es frecuente ver a padres que son muy responsables en el trabajo y que no acaban de tomar sus responsabilidades en lo doméstico. También es frecuente ver a madres que en su afán de atender las demandas de todos, acaban desfondadas porque replican ese rol en el trabajo y el hogar.

Nos da la sensación de que encontrar ese equilibrio sería nadar contracorriente, contra lo que creemos generalmente establecido y realmente esa sensación tiene que ver más con nuestra propia percepción que con lo de tener que bailarle el agua a alguien.

No poder ser nosotros nos genera incoherencia y estrés.

Recuerdo comentar con una compañera de trabajo nuestros problemas a la hora de exponer la marcha de nuestros proyectos ante el comité de dirección. En aquella época ocupábamos puestos equivalentes con funciones similares y compartíamos problemas parecidos en una posición de mucha visibilidad. En aquellos comités de dirección era muy frecuente recibir críticas poco constructivas de parte de los directivos de los otros departamentos, oír opiniones poco fundadas o entrar con miedo a esas reuniones por lo que les pudiese pasar a esos proyectos en los que estábamos involucradas en cuerpo y alma.

Protege tus emociones

Recuerdo que antes de dejar la compañía tomó la determinación de entrar a la oficina con un neopreno (ficticio) para que le resbalasen las opiniones, los comentarios y todo aquello que le hacía sufrir. Reconozco que al principio me dieron ganas de copiarle el modelito, pero me di cuenta de que la cosa realmente no funcionaba así, que aquello era un parche que tenía los días contados.

Cuando nos enfundamos el “neopreno” para que nos resbale todo aquello que potencialmente nos puede herir en el trabajo, nos ponemos una capa más encima que nos protege de los demás pero también nos separa de nuestra verdadera identidad. Separarnos de nuestra forma de ser más genuina, nos genera incoherencia, estrés y en última instancia enfermedad.

La cultura de la empresa

El otro filtro que nos separa de la realidad que vivimos en la empresa es el cultural. También es frecuente sentir que esa cultura empresarial en la que nos intentamos sumergir para no sentirnos diferentes y separados en cierta forma de la organización, a menudo no casa con nuestra forma de ser.

Se tu mismo para vestir en el trabajo

Sentimos condicionada nuestra forma de vestir, de actuar o de hablar, porque hay modelos tácitamente validados por los que mandan en la organización, a los que intentamos seguir aun a costa de nosotros mismos. Y poco a poco nos vamos sintiendo cada vez más alienados en esa cultura o nos fusionamos con ella, perdiendo así parte de nuestra esencia y singularidad. Eso que empieza a estar tan cotizado en estos nuevos tiempos.

Aún cuando no haya normas escritas de comportamiento, como niños fieles al patrón cultural que los demás adoptan, nos alejamos de nosotros mismos y dejamos de permitirnos ser espontáneos.

Cuando dejo de ser yo, siento que no puedo mostrarme tal como soy al otro y las relaciones laborales se vuelven más complicadas porque la falta de autenticidad lleva a la desconfianza.

Esto último es muy importante a tener en cuenta cuando eres líder en una organización. Si eres jefa o jefe, te invito a poder revisar cuales son las creencias culturales obsoletas, cuales son los modelos disfuncionales que perduran en tu organización para poder, al menos con tu equipo, generar un clima de confianza en el que cada uno se pueda manifestar con libertad desde el respeto y ser ella/el mismo. Tu credibilidad y el clima de confianza en el que quieres que trabaje tu equipo, dependen de ello.

Ten en cuenta si eres jefa o jefe, que tú eres el modelo a seguir y que es importante que des ejemplo de coherencia de la misma forma que lo haces con tus hijos.

Cómo ser más coherente en el trabajo para poder conciliar mejor.

Y dicho todo esto, siendo ahora más consciente de los factores que intervienen en este contexto, ahí van unos tips que te ayuden a transformar lo que te genera malestar en una oportunidad para conciliar.

1.- Observa tus miedos.

Siéntate en la butaca del espectador de la obra de teatro de tu vida laboral y observa qué es lo que no te permites hacer, decir o expresar desde tu parte más genuina.

El mindfulness te ayudará a poder situarte en ese lugar del observador y darte cuenta de dónde está tu miedo a no cumplir con las expectativas o no sentir que perteneces. Identificar esos miedos ya es mucho.

2.- Observa cuando te comportas de forma diferente a la que lo harías por pertenecer.

Observa cuando criticas a otros como medio para apegarte a alguien, cuando favoreces que haya bandos, cuando entras en conversaciones de cosas que ni te van ni te vienen pero metes baza para sentir que tú también estás ahí.

Son cosas que si le dieses una vuelta no harías, pero te dejas llevar. Darte cuenta de esto a través de la autoobservación que practicas con el mindfulness, es muy útil para desactivar el automatismo. Cuando te pillas haciendo algo que no va contigo en ese sentido, el siguiente paso es no hacer nada, no intervenir, callarte y de esta forma contribuirás a no alimentar esas actitudes que probablemente no quieras tampoco para ti.

3.- Habla desde ti.

En primera persona, desde tu responsabilidad y con respeto. Cuando eres capaz de expresar tu sentir, tus necesidades y tus ideas desde este lugar, es muy difícil que nadie se lo pueda tomar a mal y si lo hace es su problema (quizá le chirríe porque tú estas haciendo lo que esa persona no se permite, pero ese ya no es tu área de responsabilidad).

Aún cuando lo que hayas dicho no sea acertado, ese acto de autenticidad desde tu amabilidad se reconoce como algo honesto y el “error” te hará aprender. Nos suele dar miedo equivocarnos, por eso muchas veces nos callamos. Pero si te callas, seguirás sin validar tus ideas no comunicadas con un punto menos de coherencia. Vale la pena, ¿no crees?.

4.- Da ejemplo.

Lider consciente

Esto es fundamental si tienes gente a tu cargo. Toma consciencia de que lo que tu hagas, lo que tú des por bueno, de eso tendrás en tu equipo.

Cultiva lo que quieras tener y aparta lo que no.

Exprésalo, pide lo que quieres tener en tu equipo, pero sobretodo encárnalo. Si quieres confianza confía, si quieres geste responsable responsabilizate… en primer lugar de ti y tus actos. El poder de un líder consciente reside sobretodo en su capacidad de autogestión. El mindfulness es la clave.

5.- Date permiso para ser tú.

A menudo culpamos a los demás de esta situación de no conciliación que sufrimos. “Es que siempre te están mirando de arriba a bajo”, “o eres como ellos o estás jodido”… todas estas frases que expresamos con vehemencia parten mayormente de nuestro propio conflicto interno y de nuestra falta de conciliación interna. Observa desde el mindfulness cómo quieres actuar tú, como quieres ser tú, qué te da coherencia y empieza a hacer lo que necesites en función de tu sentir y tu pensar. Verás como poco a poco empiezas a ganar parcelas de coherencia interna que irán transformando tus circunstancias externas.

Si llevas a cabo estos tips y te das cuenta de que ya no quieres seguir trabajando ahí o te acaban despidiendo, ¡enhorabuena! Eso es señal de que has aprendido la lección y la vida te ha pasado página ;).

Espero te resulte útil. Ya me cuentas en los comentarios.

Espero que este artículo te ayude.

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