La mayor parte de mi vida profesional la he dedicado a las ventas en diferentes sectores tanto a nivel nacional como internacional.
Reconozco la herencia de mi padre en ese sentido. Ya de pequeña ejercía mis dotes de argumentación convenciendo a las madres de mis amigas para que les dejaran venir al “superplan” que habíamos montado. Ahora que recapacito sobre ello, creo que fundamentalmente conseguía mis objetivos gracias a:
- Mi credibilidad. Nunca mentí a mis padres para que me dejasen ir a algún sitio. Siempre disfruté de una libertad responsable que creo que ellas también percibían.
- Me ponía en su lugar y les daba toda la información que necesitaban para que estuviesen tranquilas.
En 2008 viene a Madrid para optar al puesto de jefe de producto de dermatología, en la multinacional farmacéutica para la que hasta ese momento, había sido delegada de ventas en Valencia. En la entrevista le dejé claro al que sería mi futuro jefe, que yo ante todo me consideraba vendedora y que me interesaba el marketing porque también quería experimentarme en esa otra forma de vender.
Considero la venta, más que como una transacción económica, como el proceso comunicativo que te lleva al intercambio de bienes, servicios o ideas, haya dinero de por medio o no. Bajo esta premisa, todas las personas al servicio de una organización están ligados a ese proceso, ya sea con clientes internos o externos.
Cuando los médicos que visitaba me preguntaban sobre mi formación, que intuían dentro de la rama sanitaria, se extrañaban cuando les contaba que era licenciada en lo que ahora se sería Comunicación Audiovisual. “Pero si eso no tiene nada que ver”, me decían extrañados. Yo les hacía entender que tenía mucho que ver porque, básicamente yo me pasaba el día haciendo llegar un mensaje de forma audiovisual cada vez que interactuaba con ellos.
He tenido la suerte de poder representar productos que añadían un gran valor terapéutico a los pacientes para los que estaban indicados.
Me he creído lo que he hecho y he disfrutado mucho en ese sentido de mi profesión.
Cuando me hicieron responsable del marketing y las ventas a nivel nacional, de la linea de tratamiento para el dolor crónico de la compañía, la situación del mercado era complicada. Por aquel entonces yo ya había llegado a mi máximo nivel de estrés, había pasado por una baja por ansiedad laboral, por un proceso terapéutico y estaba formándome como consultora de Mindfulness.
Aquello me hizo poner mucha más conciencia en lo que vivía en aquel contexto laboral y aplicar la atención plena a mi gestión. Recuerdo que en una convención regalé a cada miembro del brand team un ejemplar de “El poder del ahora” de Ekhart Tolle aún a riesgo de que el subtítulo “Una guía para la iluminación espiritual”, pudiese levantar inquietud en mis superiores. En aquel momento tan complicado para el equipo, me pareció el mejor recurso motivacional que les podía dar.
A mi, el Mindfulness era lo que más me estaba sirviendo para poder lidiar con todo aquello así que, compartí recursos.
Quiero compartir contigo hoy algunos consejos sobre cómo la práctica de la atención plena nos puede ayudar a ser mejores vendedores, teniendo en cuenta que que todos en algún momento, intervenimos en ese proceso comunicativo dentro de una organización.
10 tips para vender más y disfrutar más
1.- El producto eres tú.
Tu forma de ser, de comunicarte, de gestionar, es lo que mayormente marca la diferencia. Ser tú mismo en la relación con tus clientes te dará coherencia y eso influye positivamente en ti y en el vínculo que estableces con ellos.
Ser coherente implica ser honesto contigo y con el otro, y esto en las ventas, aunque algunos no lo crean, es fundamental para conseguir y fidelizar clientes.
2.- Cree en lo que haces.
Tener claro lo que haces y lo que aportas a la sociedad con ello, es fundamental para evitar conflictos internos y externos. Es la fuente interna de la que emana la motivación que necesitas en el día a día.
Si no es así, te aseguro que la incoherencia que genera esa situación mantenida en el tiempo, lleva en primera instancia a la insatisfacción y en última a la enfermedad.
Observa si lo que piensas, lo que sientes y lo que haces, están alineados. Toma responsabilidad y pregúntate si lo que haces te “pone” o “te para”. Si ves que lo que haces más que alinearte te aliena, busca otras opciones antes de que la bola se te haga más grande.
3.- Acércate a tus clientes con mente de principiante.
Aplica esta actitud Mindfulness sin querer llegar y soltar tu speech a la primera de cambio.
Libera tu mente de prejuicios e interésate por tus clientes y sus necesidades de verdad, sin dar nada por supuesto. Tú sabrás mucho de tu producto pero l@s que más saben de su negocio y sus necesidades son ell@s.
4.- Practica la comunicación consciente.
Escucha “con todo el cuerpo” para entender en lugar de para responder.
Pregunta lo que necesites saber para comprender la situación y poder responder de la mejor forma a las necesidades.
Da espacio para que el otro se exprese, desde ahí pueden surgir más necesidades con las que no contabas que quizá puedas cubrir.
Di lo que tengas que decir sin miedo, es lo que hay. Cuando le decimos que «no» a un cliente explicándole las razones, con amabilidad y honestidad, ganamos en credibilidad y confianza.
5.- Aumenta a través de la atención plena tu nivel de resiliencia.
Prepárate para el “no” soltando las expectativas y asumiendo que la “no venta” es parte de tu trabajo.
Si ahora no hay trato, observa si hay algo por tu parte que mejorar, si hay alguna información que se desprenda de esa situación que pueda ser útil y corta con el bucle mental-emocional que te lleva a darle vueltas inútilmente a ese “fracaso”.
Lleva la atención al cuerpo y la respiración. Piensa, aquí y ahora, en cual es el siguiente paso y pon el foco en ello.
6.- No te lo tomes como algo personal.
Utiliza la conciencia que tienes de ti para poner distancia entre tu, tu producto/idea/servicio y lo que de él puedan decir o pensar.
Si te duele es que te has identificado con ello y te has vuelto a creer lo que no eres.
Cuando te moleste algún comentario sobre “lo que vendes”, recuerda que eso no eres tú. Desde la conciencia plena puedes dar un paso atrás y desde ahí hacerte “intocable”.
Observa lo que ocurre a tu alrededor dejando el juicio a un lado, incluido el tuyo propio, y podrás ver con más claridad, aceptar mejor las críticas y ponerlas a favor de tus mejoras.
7.- Haz lo que debas sin forzar y suelta el resultado.
El soltar y la distensión son también actitudes Mindfulness. A menudo la presión por los resultados añaden tensión a las relaciones y fuerzan las situaciones.
Muchos deportistas de élite utilizan el Mindfulness como entrenamiento mental. Recuerdo un artículo que contaba la anécdota sobre un jugador de golf que fue el primer australiano en ganar el Abierto de Augusta. Le preguntaron que si preparando el último hoyo se le pasó por la cabeza que podría ser el primer australiano de la historia en ganar el torneo y el contestó “¡No!… Si en ese momento hubiera estado pensando en lo que conseguiría si metía la pelota en el hoyo, seguramente hubiera fallado”.
No dejes que el resultado de la negociación o lo importante que sea para tu objetivos la firma de ese contrato, te condicione en el momento.
Pon todavía más atención en el proceso y disfruta del juego ;).
8.- Ponte al servicio de tu cliente.
Esto no tiene nada que ver con el servilismo, si no con la intención de serle útil dentro de lo que esté en tu mano.
Esta es una actitud interna que debemos cultivar para convertirnos en su partner en vez de limitarnos a ser su proveedor, convertirnos en consultores para dejar de ser meros vendedores.
Sé consciente de que tu crecimiento y el suyo van de la mano.
9.- Amabilidad.
Esto tiene que ver con ser compasivos con el otro, con querer el bien para el otro y la comunidad. Suena muy idílico pero llevado al terreno del win-win-win, tiene todo el sentido.
Conéctate con tu lado compasivo y acércate a tu cliente desde ahí. Independientemente de las circunstancias, tú puedes elegir la actitud con la que quieres acercarte de partida.
Esa amabilidad que el otro percibe en ti, le abre las puertas a tu mensaje y todos ganáis con ello desde el minuto uno.
10.- Da lo mejor de ti y confía.
Siguiendo con lo anterior, confía en que haciendo aquí y ahora lo mejor que puedes, dando lo mejor de ti, el resultado llegará.
Si la vida te ha puesto aquí es por algo, déjate guiar y todo se dará :).
Sé que el mercado cada vez es más competitivo, que los resultados están muchas veces por encima de las personas. Sé que hay clientes muuuy complicados con los que nos resulta más difícil sacar nuestra mejor versión y que están ahí para que aprendamos algo. ¡El mundo de las ventas es un terreno taaaan fértil para aprender de los demás y conocernos mejor! Para mi ha sido una gran escuela.
Por muy duras que se pongan las cosas hay una parcela personal en la que nadie más puede elegir por nosotros y esa baza la tenemos que jugar. Vivir las ventas desde la lucha o desde el juego, es una elección personal. ¿Tú que eliges?.
Hay muchas personas que sienten antipatía por los comerciales/vendedores, quizá se sientan inseguros ante unas dotes de argumentación que les hace verlos como unos “come bolas”. En más de una ocasión, me he visto teniendo que salir del saco en el que me habían metido, para aclarar que las relaciones con mis clientes fundamentalmente se basan en la confianza. Sirva este post también para acabar de romper esa lanza.
Espero que estos 10 puntos te ayuden a mejorar tus ventas y ampliar tu conciencia sobre el tema para disfrutar más de tus “transacciones”. ¿Es así?, ¿ Tienes algo más que añadir? te animo a compartirlo en los comentarios. Muchas gracias por tu aportación 🙂
Me ha encantado y me viene genial cada una de las reflexiones ,muchas gracias
Me alegro mucho Arantxa 🙂 gracias a ti por comentarlo