Aunque en Vivirmindfulness vamos ahondando en esas actitudes internas que sabemos intuitivamente que nos “hacen bien”. Quiero compartir contigo este post para que puedas tener compendiadas las 8 actitudes mindfulness que los principales autores nombran. Así podrás echar mano del artículo cuando sientas la necesidad de recordártelas ;).
Hay actitudes que nos alejan del momento presente como pueden ser la comparación, el arrepentimiento, la anticipación, etc. y actitudes mindfulness que nos ayudan a vivir con presencia nuestra vida momento a momento.
Como verás están estrechamente relacionadas entre si y el desarrollar una potencia a su vez el desarrollo de las otras. Son estas ocho:
1.- Aceptación
Se trata de aceptar las cosas tal y como son, “lo que es”, “lo que hay”, acoger nuestra experiencia vital en este momento sin intentar cambiarla. No se trata de resignarse, si no de aceptar, de no resistirse a lo que “es”, “tal cual es”, sin querer que sea como a mí me gustaría. Podemos desear que en el futuro las cosas sean diferentes pero en este momento las aceptamos tal cual son. A partir de ahí, con calma y sin resistencias, ganamos en capacidad para discernir qué podemos cambiar. Desde la aceptación canalizamos la energía que utilizamos en la inútil resistencia, en influir en el cambio.
Aceptar que cuestiones como el deseo, el dolor, el estrés, la ansiedad están ahí, o que nuestro cuerpo es como es, supone abandonar la lucha sin huir. Abrirnos a nuestro problema para encontrar otras vías de salida que antes no veíamos obcecados en erradicar eso de nuestras vidas.
La “rendición”, como lo llaman algunos autores, nos abre a un nuevo estado de conciencia junto al que se abren nuevas posibilidades. Aceptar es decir “sí” a las cosas tal y como son.
Llegar a la aceptación con mayúsculas es un proceso gradual que nos lleva, a la mayoría, toda la vida. Es un cúmulo de minúsculas aceptaciones que culminan en el “SI” con mayúsculas a la vida en toda su complejidad.
2.- Soltar
Nuestro afán de supervivencia nos lleva a aferrarnos a cosas, personas, emociones y situaciones, que en cierto modo suponen para nosotros una tabla de salvación. Una casa, un plato lleno, un hijo, una relación, un puesto de trabajo, etc.
Muchos de los conflictos que vivimos surgen del miedo a perder alguno de estos atributos que nuestro ego lucha por preservar pasando por alto la ley universal de la impermanencia.
Todo cambia y todo pasa. Nuestro empeño en intentar que las cosas o situaciones a las que les concedemos la virtud de hacernos felices permanezcan con nosotros, es lo que nos hace mayormente infelices.
Esa fuerza que empleamos en el retener, nos desgasta, hace que se estanque nuestra energía y nos produce malestar. A veces incluso nos empeñamos en aferrarnos a cosas que nos hacen infelices con las que nos hemos identificado y que nos pesan, nos lastran en nuestro intento de avanzar, pero preferimos seguir apegados a ellas por miedo a perder parte de nuestra identidad en ese soltar.
Soltando nos desapegamos de esa fantasía de felicidad segura y fluimos con el río de la vida más conectados con la realidad.
Con la meditación mindfulness entrenamos el soltar las preocupaciones, el estrés, las posesiones, el deseo… y aprendemos a danzar con ese ir y venir de emociones expansivas y contractivas que la vida nos trae, sin querer retenerlas y sin querer evitarlas.
3.- No juzgar
Nuestra mente es una máquina incansable de generar pensamientos. Uno de sus principales procesos racionales es el de etiquetar, clasificar, dividir, calificar y en definitiva juzgar prácticamente todo lo que entra en su radio de acción. Es como un primer cribado que establece relaciones duales de bueno-malo, bonito-feo, admisible-inadmisible, etc. Este funcionamiento dual, que nos ayudó a manejarnos en el mundo mientras crecíamos y que a menudo nos es útil para tomar ciertas decisiones sencillas, en un contexto complejo nos deja de servir.
Los juicios, que casi de forma automática hacemos cada vez que nos ponemos delante de una realidad; la desvirtúa, la sesga, la enturbia y la encasilla, sumiéndonos en patrones de comportamientos condicionados y repetitivos que a menudo nos encorsetan inconscientemente.
La práctica de la Atención Plena nos ayuda a observar la realidad sin juzgarla, sin tomar partido por lo que hay y sin identificarnos con ella. Desde esta actitud de no juicio somos más capaces de acercarnos con ecuanimidad y apertura a la realidad tal cual es. Esto nos permite discernir con mayor claridad y hacer elecciones más conscientes y más adaptadas a nuestras verdaderas necesidades.
4.- Confianza
Casi todas las grandes cosas en esta vida comienzan por un acto de fe. A menudo nuestra falta de confianza en nosotros mismos y en la vida nos aboca a querer asegurar, por todos los medios, el primer paso hacia eso que queremos iniciar.
Nos olvidamos de que la confianza en nosotros mismos se afianza y crece desde la propia experiencia, desde el vernos avanzar tras ese primer paso que damos confiando en la vida.
Confiar en los demás pasa por confiar en nosotros mismos. Confiar en nosotros mismos pasa por conocernos a través de la autoescucha que nos proporciona la práctica del mindfulness.
Se trata de confiar en nosotros mismos, en nuestras capacidades, en la sabiduría interna que cada uno poseemos, en el maestro interior que surge cuando nos escuchamos, cuando atendemos a nuestra intuición y fluimos con ella. Nosotros somos los únicos que sabemos en el fondo lo que nos pasa, aunque a veces nos cueste reconocerlo, aunque a veces necesitemos ayuda de otros para rascar lo que hay en ese fondo y sacarlo a la luz. Confiemos pues y dejemos que la vida provea.
5.- Curiosidad:
En el contexto del mindfulness le llamamos también mente de principiante. Consiste en acercarnos a la realidad sin juicios previos, como si fuésemos niños. Experimentar el momento presente como si fuese la primera vez, con curiosidad y sin expectativas o recuerdos que interfieran en nuestra experiencia vital del momento.
Vivir con mente de principiante implica en muchos casos “desaprender” para que nuestro “saber” no haga más suposiciones de la cuenta y nos guíe por los caminos que ya conocemos, privándonos de la oportunidad de investigar y descubrir nuevos aspectos de la experiencia vital del momento.
Cada momento es único. Por muchos momentos parecidos que hayamos vivido antes, cada nuevo momento somos capaces de verlo con nuevos ojos, porque nosotros tampoco somos los que éramos cuando vivimos aquel momento tan parecido a este.
6.- Distensión o ausencia de esfuerzo desproporcionado
Se trata de no forzar, de dejar que el río de la vida discurra sin querer intervenir o modificar su curso en todo momento para que las cosas nos vengan siempre de cara. Dejar de poner el foco en el “hacer” y simplemente “ser”.
Desde ese “modo ser” surgen las acciones sin esfuerzo desproporcionado. Podemos elegir lo que le damos a la vida pero no lo que la vida nos da. Mantener una actitud distendida consiste en permitir que suceda lo que está sucediendo. Estar con la experiencia tal como aparece, sin juicios que nos lleven a actuar precipitadamente en un sentido u otro.
Súbete al tren de la vida, relájate y disfruta del trayecto. Tú no eres el maquinista, eres solo un pasajero.
7.- Paciencia:
La paciencia consiste en no querer acelerar el ritmo natural de los acontecimientos. Todo tiene un ciclo vital que debemos respetar y del que podemos aprender cuando sostenemos la actitud correcta.
Paciencia no es la habilidad de esperar, sino la habilidad de mantener una buena actitud mientras esperas, sobre todo cuando las cosas se ponen difíciles. Requiere calma interior y cierto grado de compasión y benevolencia hacia uno mismo y la experiencia en sí.
La paciencia conlleva observar nuestra tendencia a apresurarnos cada instante, deseando que llegue el siguiente.
8.- Amor o compasión
En el mindfulness es importante que la observación esté impregnada de amabilidad. Amabilidad (de amar) tanto hacia nosotros mismos como hacia la experiencia en sí, pues es la nuestra, la que nos ha tocado vivir.
Compasión y mindfulness están íntimamente ligados. Compasión entendida como amor incondicional hacia nosotros mismos y hacia el otro. Cuando soy capaz de, a través de la autoobservación amable, reconocer mi humanidad y quererme, soy capaz de verla en el otro y quererle. De nuevo, el amor sincero y libre hacia los demás, surge de amarnos y aceptarnos incondicionalmente a nosotros mismos.
Tener presentes estas actitudes en nuestro día a día nos ayuda a expandir consciencia. Activar la escucha que nos constata su presencia o ausencia en la relación con nosotros mismos y con el mundo, nos ayudará a entender la naturaleza de muchos de nuestros conflictos.
Conclusión
Integrar las 8 actitudes mindfulness, no es algo que se haga de un día para otro y puede que eso sea lo primero que tengamos que aceptar. Si te paras a observar con curiosidad y amabilidad, verás como la vida te va poniendo delante las circunstancias que evidencian aquellas que necesitas atender más. Leídas así, del tirón, parece una tarea… difícil… podrías pensar… Te invito a soltar ese juicio practicando el no juzgar, verás cómo con paciencia y distensión, podrás ir integrando algunas y ganarás en confianza para ir haciendo lo mismo con las otras.
¿Cuál de estas 8 actitudes mindfulness es la que más necesitar poner en práctica en este momento de tu vida?
Cuéntamelo en los comentarios para dar prioridad a los post que te permitan avanzar con ella.
Gracias por tu atención.
Hola pues de estás la que más me cuesta es soltar el pasado bueno que ya no está , por ejemplo un relación.
Hola Ella, gracias por tu comentario. Querer volver a esos «tiempos mejores» cuando teniamos al lado a esa persona que ya no está como nos gustaría, separa de vivir el presente a muchos. Recojo tu dificuldtad y me pongo a escribir sobre ello :).
Tiendo a hacer juicios encubiertos pero a fin de cuentas juicios
Soltar el pasado es la q más me cuesta
Hola Raquel, gracias por tu comentario. El jueves tendreis un post sobre como soltar el pasado, el bueno y el malo :). Gracias de nuevo por transmitirme vuestras necesidades para poder atenderlas.
Hola Yolanda
Yo también quiero soltar el pasado y vivir el presente. Me quedé estancada. Cómo puedo aprender a soltar y dejar ir, sentirme libre y no prisionera del pasado que ya no existe
Hola Rosa, en la consulta utilizo técnicas de liberación emocional muy efectivas para reprocesar la emoción que se ancló con esa experiencia del pasado que sigue condicionando tu presente. Tendría que saber cuál es el caso, pero a menudo con una o dos sesiones es suficiente. Escríbeme a info@vivirmindfulness.com y lo hablamos si quieres.
Bufffff, elegir sólo una es difícil pero ya puestos la mas costosa para mi seria tener paciencia…?
Hola Graciela! Intuyo que la cosa tiene que ver en gran parte con los niños 😉 qué dificil y qué necesario no perder la paciencia con ellos. Tomo nota. Gracias por comentar.
Aceptación, no juzgar y confianza
Hola Elenia, bienvenida a la comunidad y gracias por responder a la pregunta. Para mi la aceptación es la actitud clave. Es un camino que estamos constantemente recorriendo porque la vida nos va poniendo nuevas circunstancias que debemos aceptar. La aceptación nos hace mucho más fácil acceder a ese estado de consciencia que es la felicidad. Tomo nota de tus necesidades. Abrazo
Aceptar que no soy la misma que fui, que no tengo lo mismo que tenia. Me refiero a la edad, al trabajo y a la presencia de los hijos en casa. Como un nido vacío de juventud, de trabajo bien remunerado y de los hijos que se van a vivir su vida lejos de casa
Gracias Maria por tu comentario.
La aceptación es clave para poder dar el siguiente paso que te marques. Al menos eres consciente de lo que sientes que ya es más que muchos 🙂
animo!!!
Hola Yolanda, gracias por este post, magnífico! .
Para mi la mas complicada es SOLTAR, el miedo a perder. y aunque sé que nada es mío, me gusta y aprecio tanto lo que tengo que sí que me da miedo perderlo… se que sin todo sobreviviría, pero no sería lo mismo… (me refiero a personas mas que a cosas, pero también a algunas cosas como el trabajo….)
Hola Teresa, gracias por compartir tu sentir. Donde hay miedo el amor no crece, siempre hay algo que nos impide disfrutar el momento al anticipar las pérdidas. Te invito a; en vez de preocuparte por perderlo, vivir cada día como si fuese el último que lo fueses a tener. Observa que tal verlo desde esa perspectiva 🙂 Un abrazo
La actitud mas hermosa y bien explicada y entendida: La Autocompasion! Ahondare mas en ella!
Las que mas me cuestan: Soltar y el No Jucio. A ver si lo Acepto de una vez por todas!
Lo de aceptar es un proceso a, así que con paciencia y sin forzar ;). Darnos cuenta de cuando estamos juzgando ya es un gran paso. Un abrazo grande Marysabel, estás en el camino 🙂
Buenos días, para mi la mas difícil es no juzgar.
Hola Fer, para la mayoría de humanos, por este cerebro de Homo sapiens con el que venimos equipados, lo es :). Nuestra mente juzga constantemente como forma de discriminar las cantidades ingentes de información que nos llega del ambiente. La cuestión es darnos cuenta de esos juicios y el discurso mental que nos generan para que no acaban desvirtuando la realidad y sufrir por ello. Espero te sirva. Gracias por comentar.
Es complicado escoger solo una la verdad esty trabajando en todas y pienso q la q más domino es la de no juzgar
Hola Gisela, son un camino de vida. Ahora ya sabes de qué va. Lo importante es observar cuando te sales de ahí para volver sin juicio, con ecuanimidad y amabilidad 🙂
La verdad me has ayudado sobre esto, es muy importante practicar midfunes, evitando la perfección porque con el progreso todo se puede gracias
Así es Alex, esto es un camino de vida, pero con la práctica, enseguida cala y se disfruta 🙂
Hola. En mi caso juzgar es lo que no concibo. Y me cuesta no discrepar en el tema de los juicios en determinados casos. Suelo hacer mi vida y dejar que cada uno haga la suya. No me meto en la vida de los demás y no quiero que los demás se metan en la mia y no hago lo que no me gustaria que me hicieran. Debo aceptar que me juzguen pero no debo juzgar. Y lo que no puedo asimilar por más que lo intente es que no deba juzgar a quienes impiden y no permiten que yo haga el bien y ayude e intente defender a otras personas que no pueden hacerlo y si debo, por contra, dejar de juzgar y ser sumiso y humillarme y dejar que me humillen, en otras palabras: debo dejar que el poderoso me domine, me exija, me obligue, me humille, me manipule, me prohiba, me recrimine y no debo juzgarlo.Pues no lo veo claro. Quizá algun dia pero ahora mismo lo veo como si se me invite a no juzgar; como lo hacen cualquiera de los seres vivos no humanos que habitan la tierra. Lo percibo como la recompensa que recibiré, si abandono mi humanidad y
mi empatia.
Gracias Juan por poner esto en la palestra. El tema de fondo es no resistirse a lo que YA ES y abrazarlo como parte de un mundo dual en el que la evolución se da gracias a los polos. Se trata de entender, nada fácil esto que te voy a decir, que en el mundo hay buenos y malos opresores y oprimidos, altos y bajos, etc
Todo eso son juicios de una mente funcional que necesita discriminar y clasificar entre tanta diversidad. Y está bien. La cuestión es cuando el juicio hacia mí o hacia otros, me limita, me enroca, me mete en bucles mentales permanentes que me impiden actuar con coherencia.
La propuesta es observar tus juicios limitantes y seguir tu camino más allá del juicio de los demás 🙂
Hola Yolanda. Me planteas una ayuda que no entiendo. No entiendo en que consiste y como hacerlo. Soy poco inteligente, lo reconozco y quizá lo que me planteas es muy fácil pero yo no lo dislumbro. No se «desmenuzarlo» para «digerirlo» y que me haga salir y no volver a entrar en esos bucles. De todas maneras gracias por intentarlo y por tus consejos de ayuda.
No juzgar
Confianza
Soltar
Aceptación
Distensión o ausencia de esfuerzo desproporcionado
Amor o compación
Curiosidad y amabilidad
Paciencia
Me cuesta la confianza. Por eso siempre estoy en «modo hacer» porque creo que si no lo hago yo nadie lo hara por mí.
Nos cuesta confiar porque queremos controlar. Controlar nos da seguridad, pero a la vez nos desconecta del flujo de la vida. El mindfulness nos ayuda a confiar en nuestras capacidades y también en la vida, en eso más grande que nosotros que nos sostiene.
Hola, podría la aceptación asemejarse al hacer sin finalidad, solo por el echo de hacerlo.