Tal como te contaba en el post sobre pensar en positivo o ser positivo, tu cerebro no está diseñado para que seas feliz, sino para detectar amenazas que aseguren tu supervivencia.
Se podría decir que poner el foco en las trabas, en las faltas y las carencias, es una tendencia de nuestro cerebro a favor de nuestra supervivencia, que ya no resulta adaptativo en nuestros días. El programa de carencia, en esta sociedad en la que afortunadamente la gran mayoría de la población tiene garantizada la supervivencia, se nos ha quedado obsoleto.
En esta sociedad en la que vivimos, tan abocada al hacer, nuestra atención tiende a enfocarse más en lo que nos falta que en lo que tenemos; y eso es justamente lo que nos impide tener una vida mejor.
La insatisfacción motiva la acción. En nuestra carrera hacia la felicidad, miramos alrededor y nos comparamos con el que tiene más, con el que sabe más, con el que luce más y desde ahí aparece la carencia, lo que me falta para ser feliz. En esa proyección a futuro, pasamos por alto un montón de regalos y privilegios que están ahora presentes en nuestra vida.
Caemos en la desgracia porque nos olvidamos de agradecer. Agradecer pasa por reconocer lo que recibes sin dar nada por supuesto.
El Mindfulness nos ayuda ver lo que hay y apreciarlo.
Nos empeñamos en seguir actuando desde el programa de la carencia cuando el paso de la supervivencia a la vida plena, tal como señalan un montón de estudios, pasa por invertir ese foco de atención. Dejar de señalar lo que te falta y agradecer lo que tienes.
“Cuando te levantes por la mañana, piensa en el precioso privilegio de estar vivo, respirar, pensar, disfrutar y amar”
Marco Aurelio
¿Por qué es importante la gratitud?
La gratitud nos aporta bienestar y abundancia y tiene numerosos beneficios para nuestra salud, vamos a verlos en detalle.
Gratitud y bienestar
En vista de lo que los estudios señalan, podríamos decir que el sentimiento de gratitud es sanador de por si.
Beneficios de la gratitud
- Mejora nuestra salud física y mental (estudio, estudio.
- Disminuye el estrés, la ansiedad, la depresión y la agresividad (estudio, estudio, estudio, estudio, estudio).
- Favorece el descanso,(estudio) y el rendimiento académico (estudio).
- Nos hace sentirnos más satisfechos en el trabajo y la vida en general (estudio, estudio).
- Nos permite tener mejores relaciones personales (estudio, estudio) y nos aleja de la envidia y la necesidad de acumular bienes materiales (estudio, estudio, estudio).
Creo que con todo esto ya tienes suficientes motivos para empezar a cultivar la gratitud en tu familia :). Pero aún hay más…
Gratitud y abundancia
Como te decía, la gratitud es un sentimiento. Los sentimientos son emociones a las que añadimos un discurso racional, que en este caso pasa por reconocer y apreciar lo que recibimos.
Elegir reconocer y apreciar el valor de las cosas, por muy pequeñas que sean, será lo que te haga conectar con ese sentimiento y beneficiarte de todo eso que mencionan los estudios.
Por otro lado, cuando en vez de poner mi atención en todo lo que me falta, elijo poner atención en todo lo que ya tengo, alimento ese sentimiento de satisfacción y viendo el vaso medio lleno, es como si resultase más fácil llenarlo hasta arriba. Empiezo a vibrar en la abundancia y la empiezo a atraer.
El ejemplo que más claramente he podido ver en mi vida de esto fue en Cuba (podríamos hablar mucho de carencia y como ser feliz a pesar de todo en ese país). Paseaba con mi marido por el malecón de la Habana y vimos a un chico joven pescando con una gran caña. Nos acercamos para charlar con él y empezamos con la típica frase de “Que, ¿pican?” el chico nos contestó que ni uno, que era un día de bastante resaca y que eso impedía en cierta forma que los peces entrasen en la bahía.
Dejamos al chico con sus impedimentos y un poco más adelante, en un recoveco del muro nos encontramos a un señor mayor que con un anzuelo y un sedal, no paraba de sacar pequeños pececillos. Metía el anzuelo en el agua y a los pocos segundos ya había picado uno de esos. El señor recogía con gratitud y satisfacción cada uno de ellos y los metía en una bolsa. Nos explicó que trabajaba como barrendero de sol a sol y que cada tarde después del trabajo venía al muelle para pescar la cena. Que eran pequeñitos pero que su mujer los preparaba fritos y quedaban muy ricos.
Nos contó también que era creyente, de la iglesia evangelista, creo recordar, y mientras sacaba más y más pececillos nos recitaba pasajes del evangelio que tenían que ver con la gratitud y todo lo que Dios nos dá. Recuerdo su cara iluminada y la certeza de que aquellos peces eran una bendición del señor, que le proveía a diario de su sustento.
Comentamos que probablemente el joven, con las expectativas que apuntaban las dimensiones de su caña, hubiese despreciado aquellas capturas, pero al final; el chico se fue a casa con las manos vacías y el anciano pletórico, como cada día, se fue a casa con la cena.
Cómo cultivar la gratitud en ti y en tus hijos
Como siempre, todo empieza por nosotros. Que tú conectes con la gratitud, será lo que más contribuya a que tus hijos lo hagan. Aquí van algunos consejos que te ayudarán a ti y a tus hijos a mantener el foco en la gratitud.
Llena de significado la palabra “Gracias”
Cuando decimos gracias por convencionalismo, vaciamos la palabra de significado y se nos desgasta. Desconecta el piloto automático y conecta con ese genuino sentimiento de gratitud que pasa primero por apreciar y reconocer.
Ponerle conciencia al término lo llena de valor. Decir la palabra “gracias” impregnada de gratitud, hace que el que la dice y el que la escucha se nutran de ella.
Cuando obligamos a los niños a dar las gracias por convención social, les privamos de esa conexión genuina con el sentimiento. Cuando desde ese condicionante un niño da las gracias, es muy probable que lo haga más buscando nuestra aprobación que sabiendo lo que el gesto conlleva.
En el articulo sobre creencias limitantes socialmente aceptadas que no deberíamos transmitir a los niños, te contaba una anécdota con mi hija con respecto a esto de no obligar a los niños a decir “gracias”. El punto de partida no es tanto enseñarles a dar las gracias sino enseñarles a apreciar lo que reciben. Cuando conectan con eso, el sentimiento de gratitud suele salir de forma espontánea y genuina.
Compartir un diario de agradecimiento
Escribir las cosas nos ayuda a tenerlas más presentes y poner más consciencia en ellas.
Escribir cada día 3-5 cosas por la que podáis estar agradecidos, no solo reporta beneficios a nivel psicológico, sino que a nivel fisiológico también se han observado mejoras en marcadores inflamatorios y cardíacos.
Establecer con tus hijos una rutina antes de acostaros para compartir vuestra gratitud por los regalos del día, además de estrechar el vínculo, te ayudará a conocer mejor aquello que aprecian y valoran tus hijos. También les ayudará a dormir mejor (estudio) y a estar más motivados en el cole (estudio).
Podéis encontrar en Internet un montón de diarios de gratitud y aplicaciones móviles como Five Minute Journal o Grateful.
Mi recomendación es que hagáis entre todos un cuaderno bien bonito que cumpla con ese fin.
En la primera página o en la portada podéis escribir estas preguntas que os ayuden a inspiraros y hacer memoria ¿Quien hizo hoy algo por mi? ¿Qué aprecio de lo que la vida me da? ¿Qué podría haber salido mal que salió bien?.
También podéis hacer juntos un cartel que haga referencia a la gratitud y ponerlo en un lugar visible de la casa.
Agradecer lo que recibes de otros sin dar nada por supuesto
Hace unas semanas comentaba con una amiga lo contenta que estaba con el trato que había recibido en diferentes servicios médicos del hospital público Ramón y Cajal, que es el que nos toca por la zona de Madrid en la que vivimos. Las dos coincidíamos en lo amable del personal, servicio rápido y puntual, coordinación entre diferentes especialidades, flexibilidad en las citas, etc.
Podríamos dar por supuesto que es “lo que toca”, pero no es nada fácil cuando hay un montón de personas y procedimientos de por medio.
Agradecer ese servicio aunque solo sea correcto, será lo que favorezca que lo siga siendo en el futuro. Que esas actitudes de servicio se refuercen y crezcan, pasa por manifestar tu aprecio y gratitud. No pierdas la oportunidad de agradecer los servicios que recibes porque un “gracias de corazón” es una de las principales fuentes de motivación para cualquier empleado, especialmente los que trabajan de cara al público.
Puedes ir un paso más allá y agradecer a través de una carta de agradecimiento aquello que hayas recibido. Le dará todavía más fuerza al gesto.
Agradecer lo que tienes de lo que has carecido
Después de haber viajado mucho por países en vías de desarrollo, no puedo dejar de agradecer cada vez que vuelvo a mi casa, tener un techo bajo el que cobijarme, un hogar en el que sentirme a salvo y qué decir del lujo que supone tener dos cuartos de baño. Gracias, gracias, gracias.
Agradecer lo que tienes que podrías perder
No dar nada por supuesto incluye también lo que tenemos que podríamos perder. La ley de la impermanencia se cumple para todo y para todos. Todo cambia y todo pasa. Tomar consciencia de lo que la muerte nos puede arrebatar, nos hace valorar mucho más la vida.
Como decía una compañera especializada en duelos “deberíamos llevar a la muerte en el hombro como si fuese el loro de Robinson Crusoe para vivir más plenamente”
Agradécete
Tu compromiso de transitar por este camino de expansión de consciencia, el tiempo que te dedicas, las parcelas de coherencia que ganas, lo que aprendes de los errores, lo que tus hijos reciben de ti…
A menudo echamos de menos el aprecio de los demás y no caemos en la cuenta de lo poco que nos apreciamos a nosotros mismos.
Agradécete como un gesto más de autocuidado y verás como tu autoestima y la de tus hijos crece (apuntad también en el diario lo que cada día os agradecéis a vosotros mismos ;)).
Había pensado en cerrar este post con una meditación sobre gratitud, pero estos días llegó hasta mí la atemporal, universal y grandiosa canción “Gracias a la vida” de Violeta Parra, interpretada por Mercedes Sosa. Aquí te la dejo, para que la escuches con atención plena y la compartas con tus hijos, como agradecimiento a todo lo que recibo a través de este blog y en especial para los que me seguís desde Latinoamérica.
Que esta canción colme de gratitud tu cuerpo, tu mente y tu alma.
GRACIAS