Necesito cambiar de trabajo. Claves para gestionar crisis laborales.

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Es muy frecuente en estos tiempos de crisis económica, cambio vertiginoso y desconexión interna, encontrar a nuestro alrededor personas que se encuentran insatisfechas con su vida laboral o que identifican su trabajo como su principal fuente de estrés.

El sistema económico y social en el que nos encontramos inmersos, hace que las empresas tiendan a poner el foco en los resultados más que en las personas y desde ahí, se generen dinámicas perniciosas para los empleados.

Por otro lado, la excesiva carga de trabajo, el ver “lo mal que está todo” cuando buscamos alternativas y las jornadas interminables, nos hacen todavía más difícil la conciliación laboral, personal y familiar. Para los que tenemos hijos son especialmente preocupantes las responsabilidades económicas y muchas veces el conflicto está en el dinero que necesito ganar y en los horarios que necesito compaginar, más que en el trabajo en si.

En mi faceta como consultora de Mindfulness en empresas, a menudo me he encontrado con personas que me decían que les encantaba su trabajo, pero que la carga excesiva con la que se habían encontrado en los últimos años, debido a la reducción de la plantilla, no les permitía disfrutar de ello. Recurrían al Mindfulness fundamentalmente para poder manejar el estrés que les producía aquella situación.

OrdenadorYo misma llegué a asumir dos puestos de jefa de producto y uno de jefa nacional de ventas a la vez durante un tiempo. Esto sumado a un conflicto con mi jefe a nivel departamental, me llevó a una baja médica por ansiedad laboral. Ese fue mi gran punto de inflexión.

Nueve meses antes de llegar a este punto, la angustia que me producía el mal ambiente laboral que se generaba, ya me hizo buscar ayuda psicológica para intentar ver cuál era mi responsabilidad en aquel conflicto, y poner de mi parte para poder resolverlo.

Te diré como conclusión, que aquello que vivía en ese momento laboral de mi vida, era el culmen de un patrón forjado en mi infancia, que ya se había manifestado antes en otros contextos laborales, y que tenía que ver con mi excesivo sentido de la justicia y la responsabilidad. La vida me dio todas las vueltas de tuerca que hicieron falta, hasta que por fin pude soltar ese patrón que tanto me limitaba y realizar el aprendizaje que necesitaba para poder seguir evolucionando.

Como te cuento en la parte de mi currículum de vida, siento que todavía no le he cogido la medida a todo lo que en mi futuro profesional voy a poder aplicar de lo aprendido en este contexto. Por el presente; aquí van estas claves que saco de aquella experiencia personal, de las necesidades que mis alumnos me transmiten y de mi ejercicio como consultora experta en Mindfulness para empresas.

7 claves para gestionar un cambio laboral

1.- La principal fuente de estrés somos nosotros mismos.

El estrés, la insatisfacción y la incoherencia suelen venir de dentro propiciados por lo de fuera. Cuando lo que pienso, lo que siento y lo que hago no están alineados, sufro esa incoherencia que mayormente genero yo con mis patrones disfuncionales.

Un ejemplo muy común es el que yo misma sufría: Siento presión interna, me estreso porque tengo miedo a fallar o no llegar a todo y me vuelvo perfeccionista y “megaeficiente”. La niña que vive en mí no quiere verse en la tesitura de que alguien le deje en evidencia por un error o una “mala gestión”. Y en ese miedo a que nos pongan en evidencia o nos castiguen como quizá nos hacían de pequeños, nos dejamos la piel trabajando y eso, paradójicamente, es lo que nos hace más ineficientes.

2.- Observa que es lo que “te toca la moral” de tu contexto laboral porque eso tiene mucho que ver con el patrón.

En mi caso, a menudo era la falta de responsabilidad que yo percibía de otros compañeros, que tenían que hacer una contribución desde su departamento al proyecto que yo lideraba. Mi exceso de responsabilidad me hacía sufrir y me desgastaba a todos los niveles. En general, no es que los demás no cumpliesen con sus obligaciones, era yo la que estaba desequilibrada en ese sentido. Por otro lado, todos cometemos errores y la más incapacitada para perdonármelos era yo.

Cuando puedes observar a través del Mindfulness, que es lo que “te toca la moral” de tu trabajo, puedes empezar a ver con más claridad el patrón y eso te ayudará a desactivar el automatismo. Desde ahí puedes empezar a hacerte responsable de esa reacción exacerbada que lo acompaña. Ábrete desde tu capacidad de estar presente a ese camino de autoindagación que se desprende de ese proceso. Seguramente este aspecto tuyo se manifestará en otros contextos a nivel personal y no sólo en el profesional. Darte cuenta de esto, te ayudará a entender más y despotricar menos.

Sé que es complicado poder hacer esto por uno mismo. En los talleres sobre cómo liberarnos de la mochila emocional, trabajamos esos patrones. Si ves que lo necesitas, pide ayuda a un buen profesional. Será la mejor inversión de tiempo y dinero que puedas hacer. Repercutirá positivamente en lo laboral y también en lo personal.

3.- Donde hay patrón no manda marinero.

Siguiendo con el tema de los patrones de creencias forjados en nuestra infancia. He observado que mucho del malestar que se genera en las organizaciones tiene que ver con el “cómo se hacen las cosas” por parte de los responsables que están por encima de nosotros. Es sorprendente los paralelismos que se pueden establecer en cómo cuestionamos o hemos cuestionados a nuestros padres en la infancia y cómo lo hacemos con nuestros responsables en el entorno laboral. Es muy probable que una mala relación con nuestro padre, se refleje en una mala relación con nuestro jefe o jefa.

Pareja trabajandoJuzgamos a los que están al mando del sistema de personas que conforma una organización y en ese juicio sesgamos, condenamos, nos quemamos… Luego cuando somos jefes, entendemos que muchas veces no podemos acceder desde abajo a toda la información y que las decisiones se toman generalmente con la mejor voluntad.

Cuando juzgo a los de arriba del sistema, sufro. Cuando pienso que las cosas se pueden hacer mejor desde este nivel inferior del sistema en el que la vida me ha puesto, me desordeno. La vida, en su inteligencia infinita, pone a cada uno en el lugar que le corresponde para contribuir al proceso evolutivo global, aunque a veces no lo entienda, aunque a veces no acabe de ver la finalidad.

No hay culpables, la gente hace lo que puede como puede y tiene muy buenas razones para ser como es, en función del ejercicio adaptativo que ha tenido que hacer en su vida. Por mucho que nos resistamos a ello, cuando podemos ver con claridad cómo son las cosas, nuestra percepción cambia.

Ojo con las etiquetas, nosotros cambiamos y la organización también. La organización evoluciona gracias al proceso evolutivo de cada uno de sus miembros. Cuando lanzo juicios sobre la organización y los mantengo sin revisar en el tiempo, buscando hechos que corroboren mi creencia de que esto es una “M”, mi percepción estará sesgada y no estaré viendo “lo que hay”. Esta percepción nos puede sesgar tanto los cambios “para mejor” como “para peor”. Poder practicar la ecuanimidad como actitud Mindfulness en este contexto es muy constructivo.

4.- Deja la queja a un lado para ver con más claridad y poder tomar decisiones conscientes.

La queja por la queja, no ayuda a tomar decisiones y actuar.

No promueve el cambio a mejor, nos paraliza y nos contamina. Es muy poco ecológica, genera un gran gasto energético, es inútil y muy contagiosa. La queja común forma parte de la tendencia común a reforzar nuestras creencias, aunque sean disfuncionales. La queja nos ayuda a sacar presión fuera por un momento, vomitando palabras que probablemente haga mucho tiempo que nos estemos tragando. Cuando nos quejamos, se activa un área del cerebro relacionada con el placer que nos hace sentir un poco mejor y nos ayuda a sostener por un ratito más la incoherencia.

El gran peligro de la queja es que en cierto modo nos seda y nos impide ver “lo que hay”.

La queja surge fundamentalmente de la no aceptación de la situación y ya sabemos que desde la visión del Mindfulness, la aceptación es el primer paso para el cambio. Ver con claridad, para entender, aceptar y desde ahí el cambio muchas veces viene sólo. Esa es la secuencia.

Tú no eres tu puesto de trabajo. Gran parte del sufrimiento a nivel personal y laboral viene dado por creernos lo que no somos, tal como te cuento en el post de las dimensiones del SER. Vivimos identificados con el rol que desempeñamos, sobretodo cuando vivimos nuestra profesión como una faceta importante de nuestra realización personal. El trabajo es una gran escuela a todos los niveles, pero cuando sientes que te va la vida en ello, es síntoma de que algo no va bien.

Si este es tu caso, es muy probable que esto genere tensión entre tu necesidad de cumplir con el trabajo y la demanda de atención de tu familia. Sobre todo en los padres, sigo detectando la necesidad inconsciente de volcarse en el trabajo para cumplir con ese rol de “padre proveedor” que heredamos de las pasadas generaciones. Esto entra en conflicto, cada vez más, con el estilo de familia que conscientemente eligen.

Debajo de ese estrés generalizado del que te hablaba al principio, hay un miedo terrible a perder nuestro puesto de trabajo y por ende parte de nuestra identidad. Ya hemos visto rodar muchas cabezas en esta crisis y pensar que la nuestra puede ser la siguiente, no sólo nos lleva a anticipar problemas económicos sino también al “¿qué voy a hacer con mi vida?”.

Con la práctica del Mindfulness pude dar un paso atrás y des identificarme, ver que yo soy mucho más que esa ejecutiva productiva. La práctica te ayuda a relativizar y quitarle peso al rol. Tomar distancia es importante para desidentificarte y poder ver que hay detrás de la frase “Necesito cambiar de trabajo”.

5- Salir huyendo no es la solución. Se trata de aprender la lección y soltar.

Un cambio de trabajo consciente, no tiene que ver con “pedir los papeles”, hacerle una peineta a quien corresponda y salir por la puerta.

Si te dan ganas de hacer eso, es que estás en la reacción automática. Cuando sientas ese impulso, vuelve al punto 1 del post y haz el ejercicio de auto-observación.

Cada vez que he cambiado de trabajo y todos han sido para mejor, he sentido que la vida me lo ha puesto en bandeja cuando; después sufrir mucho, he mirado hacia dentro, me he dado cuenta de lo que estaba pasando conmigo y he cambiado mi actitud interna. En todos esos cambios profesionales, la actitud Mindfulness clave fue soltar. Soltar las responsabilidades que no me correspondían, soltar mi necesidad de tener razón, mi sentido de la justicia, mi necesidad de optimizar… En cuestión de días, mi escenario laboral me ofrecía opciones con las que antes no podía conectar porque todavía me quedaba algo que aprender allí.

Si te saltas este proceso, si te vas sin mirar hacia dentro, seguramente la vida te vuelva a poner los mismos deberes, para que hagas el ejercicio en el nuevo contexto y aprendas la lección.

6.- El verdadero peligro puede ser quedarte donde estás.

Cuando nos preguntamos con ironía ante situaciones difíciles eso de “¿Qué eliges, susto o muerte?”, la respuesta obvia suele ser “susto”. Cada vez que, teniendo claro que este NO es tu lugar, sigues dándote razones para quedarte y no dar el paso, estás eligiendo «muerte». Eliges muerte por no atravesar ese miedo a soltar.

Observar esto ya es un gran paso para el cambio. No subestimes las consecuencias que para tu salud puede tener el estrés y la incoherencia que te genera estar donde no quieres. Tus hijos, por encima del bienestar económico que les puedas dar, necesitan que tengas salud.

7.- Para.

Es difícil gestionar el cambio cuando necesitas poner tu energía en gestionar el conflicto. Si sientes que tu situación laboral te resulta insostenible para ti y los tuyos, PARA.

Más que para explorar otras opciones, que es lo que solemos hacer, para hacer silencio. Para ir hacia dentro, poner un poco de orden y darte un respiro (profundo ;). Excedencias, vacaciones en solitario, retiros, bajas médicas si es necesario, pueden ser las vías de propiciarlo. Desde ahí se pueden abrir otros estados internos que te pueden abrir a otras circunstancias externas.

Sé que este tema no es nada fácil, que son muchos los factores que entran en juego. El miedo que sentimos a los cambios laborales, está muy ligado a los instintos de supervivencia que operan en nuestra sociedad.

En mi caso fue la maternidad la que propició definitivamente el cambio y me llevó por este camino de emprendimiento a poner mis dones al servicio de la comunidad. En este camino de propósito vital hay; esfuerzo, incertidumbre, errores de los que aprender, patrones que observar…pero sobretodo COHERENCIA, esa que tiene tanto que ver con la tan ansiada “paz interior”.

Estas semanas en las que mi sobreesfuerzo laboral de los últimos meses me ha pasado factura, me he tenido que acoger a mí misma y volver a lamer mi herida de exceso de responsabilidad y perfección. Leo lo de perfección y me hace gracia porque hay tanto que pulir… y leo esto último y de nuevo vuelve a aparecer ese mandato que mi ego alberga de “siempre se puede mejorar”. Observo… inhalo… y doy gracias por lo que mi sentido de la responsabilidad me ha ayudado en mi propósito… exhalo… y con la exhalación suelto el patrón y vuelvo a conectar con el momento presente.

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4 comentarios en «Necesito cambiar de trabajo. Claves para gestionar crisis laborales.»

    • Muchas gracias Patricia por el comentario. Aunque las cosas se pongan difíciles, poner consciencia desde el Mindfulness en «lo que hay», destro y fuera de nosotros, nos ayuda a ganar coherencia y con ella viene esa paz interior que tantos echan de menos en el contexto laboral. Me alegro que el post te haya ayudado a recuperar la un poquito. Seguimos en ello!

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  1. La visión que aportas, Yolanda, me parece que ayuda mucho a plantearse qué tiene que ver uno mismo en las cosas que nos molestan. Me ha parecido un post muy útil, enhorabuena!

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    • Muchas gracias Marina por el comentario. A veces es complicado darse cuenta por uno mismo de qué señalo, critico, rechazo, juzgo de fuera que me chirría por dentro, que tiene que ver más con mi ego y cómo vivo yo mis circunstancias, que con la circunstancia en sí. Aquí he intentado poner ejemplos muy claros en los que estoy segura que muchos nos podemos reconocer. Me alegro mucho de que te sirva :).

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