LA GRAN CONCILIACIÓN. Decálogo personal para la paz mundial

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En estos tiempos revueltos, en los que los conflictos a nivel mundial se agravan y cada vez vemos los brotes de violencia más de cerca, toca asomarnos al conflicto y ver qué tiene eso que ver con cada uno de nosotros que la vida nos pone delante a todos.

Seguramente te gustaría vivir en un mundo ideal, sin guerras, sin hambre, respirar aire limpio y con la seguridad de que tus necesidades y las de tus hijos van a estar siempre cubiertas… pero la cosa no va así.

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Un mundo ideal no es evolutivo y aquí hemos venido sobretodo a crecer y evolucionar viviendo con plenitud el proceso.

Este mundo dual que percibimos está en constante movimiento evolutivo y ese movimiento lo genera la danza entre los opuestos, la luz y la sombra, la riqueza y la pobreza, el bien y el mal. Esa sombra social que levantan ciertos líderes políticos a nivel mundial, nos empuja a sacar a la luz otras actitudes, otros recursos que nos ayuden a compensar el desequilibrio.

Cuando el barco escora tanto que parece que se va a hundir, corremos instintivamente hacia el otro lado para compensar la escora; y eso nos hace tomar consciencia del movimiento, del rumbo, de hacia dónde queremos ir para corregir la trayectoria y salir de esta.

Andar es avanzar perdiendo y recuperando el equilibrio a cada paso.

¿Pero qué puedo hacer yo para parar eso? nos preguntamos muchas veces. Entonces averiguamos formas de colaborar con ropa, comida, juguetes, hacer donaciones a alguna ONG o hacer algún programa de voluntariado, para paliar el dolor y las necesidades no cubiertas de tanta gente que hoy sufre en el mundo. Es necesario y muy de agradecer, pero hoy te invito a ir más allá desde tu interior, desde tu día a día y tu entorno más próximo, ese que aspiras a conciliar.

Hoy te quiero hablar de conciliación con mayúsculas. Te invito a dejar de señalar el conflicto que ves fuera a nivel global y que mires a tu interior para armonizarlo a nivel personal y hacer con ello tu contribución a la paz mundial. El mindfulness nos da mucha visión y recursos para ello, vas a ver ;).

1.- Conecta con el conflicto para poder gestionarlo

A menudo es gran causa de indignación que los políticos le den la espalda a los conflictos. Sentimos que se lavan las manos, que no hacen nada ante tanta injusticia social y les exigimos que se responsabilicen de alguna forma.

¿Y tú? ¿Cómo llevas tú lo del conflicto, le plantas cara o le das la espalda?. ¿Cómo actúas cuando presencias alguna injusticia, alguna falta de respeto en el trabajo, en tu familia o en tu entorno social?

A menudo hacemos la vista gorda y nos excusamos con la idea de que “no son asuntos nuestros”, que lo sientes pero que no puedes hacer nada… pero sí que puedes.

Puedes nombrarlo y señalarlo con asertividad y de forma constructiva. No hacerlo es dar cancha a ese tipo de actitudes que enturbian y tensan el entorno. En otra ocasión podrías ser tú, y si no, el ambiente de malestar ya lo estás respirando.

No hace falta ser la causa para defender la causa

Movimiento LGTBI

Qué complicado ¿verdad? ¿Te ves diciéndole a tu jefe que te gustaría que te tratase a ti y a tus compañeros con más respeto? Quizá esta reflexión te ayude a entender determinadas actitudes en ciertos políticos y ver con más claridad cual es tu área de responsabilidad.

Seguir dándole la espalda al conflicto lo enquista y por mucha tierra que queramos echar encima, corremos el riesgo de que al final nos acabe explotando en la cara o peor aún, en algún órgano vital del cuerpo.

La vida nos pone delante los conflictos para que los gestionemos y podamos crecer con ellos. Si no los atendemos, volverá a ponérnoslo delante para que acabemos aprendiendo la lección, para que acabemos evolucionando ;).

2.- Define el conflicto

A menudo se generan nubes negras que enturbian nuestra relaciones. Son marañas de mal rollo que nos generan malestar, nos limitan y debilitan el vínculo. Nos sentimos mal con la pareja y ya no sabemos que genera el malestar. Se nos acumulan los conflictos y se nos acaba haciendo bola, hasta que un día se desata la tormenta.

conflicto mindfulness

Te invito a preguntarte, antes de abordar el tema siguiendo el paso uno del decálogo, cual es el conflicto, qué es lo que te genera malestar o incoherencia en tu relación.

Puede que cuando te pongas a desenmarañar desde la atención plena lo que se mueve en tu interior cuando te abres al conflicto, encuentres varios. Mira a ver que es ahora para ti prioritario y empieza por ahí.

A veces sólo poniéndole nombre al conflicto se desvanece porque caemos en la cuenta de que el reproche tiene más que ver con nosotros y con nuestra no-aceptación, que con lo que el otro tenga que cambiar.

3.- Revisa tus creencias

El conflicto a nivel mundial, al igual que las crisis a nivel personal, nos exigen que revisemos nuestro sistema de creencias.

Nuestra forma de actuar en la vida está basada en nuestras creencias, en los aprendizajes que hemos dado por buenos y que nos han servido para avanzar. Pero el escenario de entonces no es el de aquí y ahora. Si aplicando las fórmulas de siempre la cosa no funciona y seguimos en crisis, es por que el programa se ha quedado obsoleto y toca revisarlo. Acercate a esta nueva realidad con mente de principiante y saca nuevas conclusiones desde la observación ecuánime y amable al momento presente.

3.- Dialoga

Les pedimos diálogo a los políticos, que se aclaren, que lleguen a acuerdos para seguir avanzando, ¿y nosotros? ¿cómo de dialogantes y asertivos somos nosotros?.

Te invito a poner consciencia en tus conversaciones pendientes y practicar el diálogo amoroso. Permítete expresar y ábrete a lo que el otro tenga que decir, escuchando para entender y no para responder. Es así como nos abrimos a lo nuevo y el conflicto fluye desde una nueva perspectiva.

El habla amorosa también es una práctica de meditación. Tenemos el derecho y la responsabilidad de decir toda la verdad, de expresar nuestros pensamientos y sentimientos, incluyendo nuestras dificultades y padecimientos. Pero no utilizamos palabras de juicio o culpa, amargura o irritación, sino que utilizamos el discurso del amor. La práctica del habla amorosa junto con la práctica de la escucha compasiva, tiene la capacidad de reestablecer la comunicación y construir relaciones profundas y fructíferas.

Thich Nhat Hanh

4.- Conecta con la emoción del otro

conectar con las emociones

Sobretodo cuando se trate de tus hijos. A menudo la juzgamos, la obviamos y en su emoción residen los motivos para la acción. Es importante legitimar nuestro sentir y el de los demás para conectar con las motivaciones de cada uno. Cuando el de enfrente percibe que eres consciente de su sentir, se abre, empatizamos y podemos actuar desde un lugar más amoroso y auténtico.

Cuando desde la política se ignora el sentir de los que se sienten víctimas y se les insta a pasar página, el conflicto vuelve a brotar por alguna parte.

5.- Observa el conflicto como un proceso

A menudo tememos el conflicto por las consecuencias que la resolución del mismo pueda tener para nosotros y lo abordamos como un resultado.

El resultado de un referéndum o unas elecciones abren un proceso. Nos identificamos con el resultado y sufrimos por ello. Nos preocupamos por un resultado que todavía está por llegar a veces y desatendemos el momento presente que es desde donde podemos actuar.

Tememos por si al final veremos satisfechas o no nuestras necesidades. Nos ponemos y ponemos a la otra parte en un brete, cuando los conflictos, como la vida en sí misma, son un proceso.

¿Cuántas veces no has movido ficha por miedo a perder? ¿Cuántas veces te has puesto imaginariamente en lo peor y luego la cosa no ha sido para tanto? ¿Cuántas veces has sufrido por no querer dar tu brazo a torcer y a final te has dado cuenta de que no tenías el control de la situación? ¿Cuántas veces pensabas que te lo estabas jugando todo a una sola carta y esa jugada era sólo un paso más en tu proceso de crecimiento?.

Nos pensamos que es aquí y ahora cuando toca decidir si una cosa o la otra y en verdad podemos decidir, equivocarnos y rectificar todo el tiempo. La realidad es cambiante y en cualquier momento se pueden cambiar las tornas. Actúa desde tu propia coherencia ahora, a cada momento, y el resultado se irá desvelando.

6.- Pon foco en remar hacia la luz de la consciencia

Nos intoxicamos con las malas noticias, con el hablar constantemente de lo mal que está la cosa y eso nos debilita, nos resta energía para tomar acción. A menudo nos quejamos, nos echamos las manos a la cabeza porque no entendemos cómo puede estar pasando esto pero, ¿qué hacemos con ello?

No se trata de combatir el mal, o lo que nosotros entendemos desde nuestra visión dual como mal. Desde ahí es mucho más fácil caer en la espiral de violencia. Se trata de actuar desde la luz de la propia consciencia, entendiendo que los demonios son parte de este mundo como un reflejo de nuestro mundo interno.

A la reconciliación se llega, no combatiendo el mal, sino integrando los opuestos. Todos somos víctimas de víctimas. Procura no generar más víctimas y contribuirás a que menos gente se sienta vulnerable, con miedo y necesidad de defenderse.

las malas noticias nos debilitan

Son muchos los hilos invisibles que a nivel inconsciente manejan el conflicto, todos tenemos razones para actuar como actuamos.

7.- Pon a las personas por encima de las ideas

Cuando ponemos las ideas por encima de las personas, estalla la guerra. El mindfulness nos enseña que tú no eres tus ideas y, por lo tanto, los demás tampoco.

Observa cuando juzgas a los demás por su forma de pensar. Cada uno tiene sus razones y su ventana particular desde la que mirar al mundo. Desde esa comprensión nos podemos abrir a entender y poner los límites que haga falta, desde un lugar más ecuánime y compasivo.

8.- Haz tu culpa funcional

Todos tenemos capacidad para hacer daño y la vida nos pone en situaciones en las que nos sentimos vulnerables y sacamos la zarpa. La culpa está ahí para avisarnos de que hemos podido herir a alguien por algo que hemos hecho, dicho o dejado de hacer o decir.

Cuando sientas ese sentimiento “incómodo”, escúchalo, toma consciencia de las circunstancias y “dis-culpate”, repara o compensa el daño que hayas podido hacer. Reconocer el dolor que hemos podido causar nos da dignidad, genera vínculo y nos reconcilia con el agraviado.

9.- Perdona

culpa mindfulness

A ti primero, por lo que hayas podido hacer contra ti, por el perjuicio que te hayan causado tus propias actitudes, tus hábitos, tus errores.

Hiciste lo que hiciste con la conciencia que en aquel momento tenías. Hiciste lo que hiciste porque no pudiste hacer otra cosa, sino, la hubieras hecho.

Los demás también hicieron lo que en aquel momento su consciencia y su miedo les permitió. Atraviesa el dolor y renuncia al sufrimiento que genera el resentimiento. Aprende, perdona y suelta.

10.- Practica la compasión.

Conectar con el dolor del otro y querer paliarlo es una cualidad del ser humano que el mindfulness nos ayuda a cultivar. Parece que con tanta calamidad en el mundo que muestran lo medios de comunicación, nos desensibilizamos y dejamos de reconocer el dolor ajeno para que no nos conecte continuamente con el nuestro.

compasión mindfulness

Al final todo contribuye a generar una imagen de mundo hostil que cada uno, desde nuestro trato con las personas en el día a día, podemos paliar. Sé amable. Amable desde lo cortés, pero también desde el amar que encierra la palabra “ama-bilidad” y piensa que cada gesto que los otros perciban de ti en ese sentido, contribuirá a que el amor crezca y el miedo desaparezca, aunque solo sea un poquito. Todo suma :).

Practicar las 8 actitudes mindfulness que empapan este decálogo, son claves para conseguir esa paz personal que tanto anhelas y esta paz mundial que tanto anhelamos.

Estar en paz con nosotros mismos nos reconcilia con el mundo. Vivirmindfulness es mi contribución a la paz mundial 🙂

Espero que este post te ayude a hacer esa contribución a esa paz global que muchos desean pero no saben cómo.

Espero tus impresiones en los comentarios.

Abrazo conciliador.

Espero que este artículo te ayude.

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4 comentarios en «LA GRAN CONCILIACIÓN. Decálogo personal para la paz mundial»

  1. Impecable como siempre, Yol. En estos momentos de tanto conflicto externo manifiesto, me ayuda mucho leer tu post y reconectar con mis propios conflictos internos. Algo con lo que me quedo especialmente es que, el mundo en el que vivimos (con todas sus desigualdades, injusticias y dificultades) es el que necesitamos para ir evolucionando cada uno y aportar nuestro granito de arena de Amor y energía positiva. Gracias por tu aportación, Yol!! 😉

    Responder
  2. Tal vez llegue el momento en que este decálogo, u otro parecido, sea aceptado por todos, y sobre todo interiorizado. Eso sí sería el gran logro de la humanidad.
    ¿Tan difícil nos resulta entender los errores propios y ajenos? ¿Comprenderlos y perdonarlos?
    Gracias por esta labor que haces desde Vivirmindfulness. Espero poder estar a la altura para arrimar el hombro.
    Gracias Yolanda ??

    Responder
    • Hola Maribel, gracias por compartir. La clave está en poner consciencia. Somos compasivos por naturaleza pero la falta de conciencia nos impide ver nuestro propio dolor y el que generamos. Seguiremos plantando semillas de consciencia :).

      Responder

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